‘Áreas protegidas no deben ser islas’

La tarea es elaborar un documento que contenga solicitudes puntuales y detalle las amenazas a las que se enfrentan las más de 12.000 hectáreas protegidas.

Por Catalina Gallego

Proteger y conservar las áreas naturales del departamento del Meta fue la principal motivación para realizar el Encuentro de Reservas Naturales de la Sociedad Civil y Áreas Conservadas Privadas del Departamento del Meta 2023, que se desarrolló en Villavicencio esta semana.

El evento permitió la creación de una base articulada de personas, iniciativas de conservación privadas en el departamento, logrando reunir a más de 30 propietarios de estas áreas privadas protegidas, además de entidades como la Gobernación del Meta y Cormacarena, fundaciones, entre otros.

“Son personas que de manera voluntaria deciden conservar, proteger y cuidar el medio ambiente, y articularlas es vital porque es importante que sepan qué están haciendo los vecinos, qué están cuidando, cómo lo están cuidando, poder copiar estrategias y aprender del otro”, indicó Paola Campos, propietaria de la reserva natural Yurumí, uno de los organizadores del evento.

Una Reserva Natural de la Sociedad Civil, según Parques Naturales Nacionales de Colombia, “es parte o todo del área de un inmueble que conserve una muestra de un ecosistema natural y sea manejado bajo los principios de sustentabilidad en el uso de los recursos naturales y que por la voluntad de su propietario se destina para su uso sostenible, preservación o restauración con vocación de largo plazo”.

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En el Meta, las áreas verdes se están viendo amenazadas por diferentes actividades humanas. “Este es uno de los grandes problemas del departamento en términos de medio ambiente, pues vivimos una grave deforestación, degradación del suelo, explotación de los recursos naturales y tráfico de fauna. Hay muchas cosas que nos están afligiendo”, expresó Paola Campos.

Una razón más para trabajar articuladamente en la protección y conservación desde diferentes zonas del departamento. “Hay que conectar las áreas porque las áreas privadas no se pueden convertir en islas, tienen que ser parte de unos corredores biológicos para que tanto la fauna como la flora pueda sobrevivir a estos cambios tan difíciles, a estos impactos tan fuertes de la actividad humana”, explicó Campos.

De acuerdo con el director de Cormacarena, Andrés Felipe García, desde la entidad tienen varias líneas de trabajo, las cuales son: el acompañamiento durante la formulación de los planes de manejo en aquellas áreas que les corresponde por jurisdicción; en la formalización de un plan de capacidad de carga cuando existen iniciativas de turismo dentro de las reservas y por último, en la formalización de aquellos operadores turísticos que estén en ejercicio, como por ejemplo Caño Cristales.

Y añadió que, “esperamos que nos digan desde las Reversas de la Sociedad Civil que quieren que los acompañemos en estos procesos y nosotros poder dar respuesta efectiva, acompañándolos en el ejercicio que nos pidan, que por supuesto esté en nuestros alcances y nuestra competencia”.

Una vez finalizado el evento, se acordó la elaboración de un documento que contendrá solicitudes puntuales y detallará las amenazas a las que se enfrentan las más de 12.000 hectáreas protegidas por estas figuras privadas en el departamento del Meta y que luchan diariamente por su preservación.

“A los que no son reservas, la invitación esa que conviertan un pedazo de su finca en reserva, si tiene un caño que tiene cuidar, una montaña o un bosque, lo puede convertir en reserva y no va a perder su propiedad ni sus derechos, al contrario, va a ganar una gran satisfacción de cuidar un pedazo de nuestra naturaleza y biodiversidad”. enfatizó Paola Campos.

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