jueves, 28 de marzo de 2024

Ecosistemas naturales, bajo amenaza


Ecosistemas naturales, bajo amenaza 1
La sobrecarga de destinos como la vereda El Carmen podrían ser un riesgo para la fauna y sus mismos habitantes.
Luissa Fernanda Pérez

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Villavicencio enfrenta desafíos ambientales significativos debido a la presión del desarrollo urbano sobre sus áreas naturales protegidas. En Semana Santa es clave cuidar los destinos naturales de la ciudad.

Villavicencio tiene la ventaja de ser una ciudad rodeada de ecosistemas que permiten a sus habitantes tener a pocos kilómetros de sus casas un lugar natural en que se pueden realizar actividades para disfrutar.

Sin embargo, la falta de sentido de pertenencia está haciendo que estas áreas protegidas se vean seriamente afectadas por invasión de suelos, contaminación ambiental y auditiva.

Una de las zonas mayormente conocida, es la vereda El Carmen y Buenavista. Una extensa zona al norte de Villavicencio que es visitada por miles de personas, en especial los fines de semana. 

Para intervenir estas zonas es necesario solicitar un permiso a las curadurías, y a las autoridades ambientales este trámite se llama Evaluación de Viabilidad de Sustración de Áreas Protegidas.

Proceso mediante el cual se evalúa la pertinencia de levantar la figura jurídica de reserva forestal de Ley 2° de 1959 o en un área específica para el desarrollo de un proyecto, obra o actividad.

Sin embargo, quienes la frecuentan, son testigos de la proliferación de ventas, restaurantes, cabañas etcétera.

Cabe recordar que la función principal del área en El Carmen es conservar la biodiversidad que garantiza el agua para ciudad, bienes y servicios ambientales como la regulación térmica y la regulación hídrica, ya que de allí nacen los cuatro ríos principales que abastecen la ciudad: Caño Parrado, caño Gramalote, Caño Maizaro y Caño Buque.

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Según Felipe Peralta, miembro de la Organización Ambiental Cabildo Verde, aseguró que para la placa huella en la vereda, no se tramitaron los permisos y esto generó que el ancho de la vía afectara el punto donde se toma el agua de nacimiento.

Hay muchas inconsistencias en el sentido de que la corporación no ha cumplido su papel, no ha elevado las sanciones como debería o más bien decretos”, indicó Peralta.

Con esto se refiere a que hay unas consideraciones en lo que respecta al ruido: “esto es algo en lo que no se ha hecho mayor trabajo, ya que suben ciclistas que son un riesgo para los caminantes y además, llevan sus parlantes con alto volumen”.

También asegura que la construcción de los glampings y los ecohoteles sobre la vereda afectan negativamente la reserva.

Hay zonas que están en riesgo porque estamos hablando de la Cordillera Oriental, que es la más joven en términos geológicos, el tipo de roca en ella no se ha consolidado, es un terreno que se desmorona fácilmente. Se puede ver un un glampling que está sobre el aire y el terreno allá es muy sensible a la erosión, con el tiempo podría producir un hecho lamentable”, explica el activista.

Agregó que los establecimientos comerciales que se encuentran sobre la vereda, también están siendo construidos de manera ilegal ya que lo que empieza inocentemente como una caseta de palos y tejas de zinc, se convierte en lonas y ladrillos.

Hay dos actores principales que deben propender por la conservación de la reserva y estas áreas protegidas. El primero es la Policía Nacional a través de Código de Policía y la Corporación Ambiental, Cormacarena.

Según el Código de Policía, en el artículo 103 se establecen algunos comportamientos que atentan contra las áreas protegidas entre ellos, ocupar ilícitamente áreas protegidas de manera temporal o permanente, suministrarle alimentos a la fauna silvestre, vender, comerciar o distribuir productos comestibles de cualquier indole, con excepción de aquellos autorizados expresamente.

Y quien incurra en estas acciones será sancionado con una multa tipo cuatro de “treinta y dos (32) salarios mínimos diarios legales vigentes, restitución y protección de bienes inmuebles; Inutilización de bienes; destrucción de bien.”

Deben intervenir porque son hechos de delitos ambientales, y la policía tiene la facultad de capturar, Cormacarena también puede acompañar estos procesos interponiendo sanciones u ordenes de demolición”, dice el ambientalista.

Expresó que la procuraduría ambiental también juega un papel importante ya que si la entidad local no hace nada al respecto, ellos tienen los dientes para restituir los derechos ambientales de la ciudadanía.

Según la Policía Metropolitana de Villavicencio, en lo que va del año se han realizado 17 capturas en flagancia por este delito en las veredas de Mesetas Alta, Peralonso, Aguas Claras, Kirpas, Bosques de Manuel Alejandro, Vencedores, Villa Lorena y San Antonio.

 


Luissa Fernanda Pérez

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