jueves, 28 de marzo de 2024

Verdad y perdón, las tareas que dejó Francisco


RP
Redacción PDM

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El Sumo Pontífice fue claro en advertir que por más dolorosa que sea la verdad, esta no puede ser instrumento de venganza, por eso la importancia de aprender a perdonar y a reconciliar.

Tal como se esperaba, el Encuentro de Oración por las Víctimas resultó ser tan emotivo que hasta el mismo Papa no ocultó los sentimientos que le producían los testimonios de quienes sufrieron en carne propia el conflicto armado. Incluso confesó que desde que había llegado a Colombia, el pasado miércoles, esta reunión era una de las más esperadas.

Luego de su descanso de mediodía, tras una Eucaristía ante más de 650.000 personas, Francisco llegó puntual al coliseo de ferias del Parque las Malocas de Villavicencio, para cumplirles la cita a casi 7.000 personas que se reunieron para escuchar un mensaje que les ayudara a reforzar su proceso de perdón.

Como el protocolo establecía que solo cuatro testimonios se escucharían, el auditorio estaba lleno de mensajes de paz que fueron puestos por las demás víctimas y en el que se leían pequeños discursos en favor de aprender a perdonar. También resaltó la manera en que esta vez, víctimas y victimarios ocupaban un mismo espacio y no se diferenciaban unos de otros.

“Esto es para hacer hermanos”, dijo uno de los asistentes antes de comenzar el acto.  

Los testimonios fueron una muestra de fe en que es posible la reconciliación y un ejemplo en cada uno de resiliencia, pero el que quedó marcado en la mente del Sumo Pontífice fue el de Pastora Mira García, quien llegó de San Carlos (Antioquia). Ella, siendo hija con seis años, le asesinaron a su padre; cuando fue esposa le acribillaron a su marido y al ser madre le desaparecieron a su hija.

“Ustedes llevan en su corazón y en su carne las huellas de la historia viva y reciente de su pueblo, marcada por eventos trágicos pero también llena de gestos heroicos, de gran humanidad y de alto valor espiritual de fe y esperanza”, dijo el Papa a las víctimas.

La verdad

Pero así como se conmovió con los testimonios, Francisco también reclamó para que esta verdad, que es tan dolorosa de escuchar, pero sobretodo de vivirla en carne propia, no se convierta en un motivo para generar más odios.

“No debe transformarse en  instrumento de venganza sobre el más débil sino, más bien, la verdad debe conducir a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos; verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos; verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y abuso”, manifestó el jerarca católico.

Por eso, seguidamente, reclamó a Colombia que debe abrir su corazón de pueblo de Dios y dejarse reconciliar para no tener a los procesos de verdad y justicia.

“Queridos colombianos, no tengan miedo a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar heridas, de tender puentes y limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios y renunciar a las venganzas”, reiteró Francisco en su encuentro.

Fue claro en decir que la convivencia debe estar basada en la justicia y la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno. Agregó además que, el Cristo de Bojayá, a quien se le veneró durante la ceremonia como símbolo de la mutilación que deja la guerra, “nos enseña a que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la violencia”. 

El Papa recordó que el Cristo mutilado de Bojayá recuerda no solo la tragedia de ese pueblo del Chocó sino la muerte, el dolor y la sangre derramada en el país en los útimos años.

“Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es «más Cristo» aún, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor”, aseguró el Pontífice.

Al final de la ceremonia, Daniela Giraldo, una de las víctimas asistentes, manifestó que venía a ver la emoción de ver a personas que antes no se podían ver frente a frente y hoy hasta oran juntos.

“El Papa vio a unir a las personas y a las familias, hayan sido  guerrilleros paramilitares, desplazados o amenazados políticos. Esto es una unión para compartir, y retirar todos los rencores”, explicó la joven a la salida de la ceremonia.

 


RP
Redacción PDM

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