Conectividad y tecnología, claves para el agro del mañana

- Publicado en Jul 11, 2025
- Sección Contenidos especiales
Modernizar el agro implica algo más que maquinaria: requiere conocimiento, formación y conexión. Desde la academia, expertos como Eduardo Mora proponen una revolución digital para dignificar y potenciar el trabajo en el campo colombiano.
Colombia, un país con vocación rural y abundantes recursos naturales, tiene en la agroindustria uno de sus sectores más prometedores para el desarrollo económico y social. Sin embargo, el reto de integrar nuevas tecnologías en las zonas más apartadas del país aún persiste.
Así lo asegura Eduardo Mora, decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Pecuarias de la Fundación Universitaria Areandina, quien conversó con Periódico del Meta sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta el campo colombiano en el camino hacia la transformación digital.
“En la actualidad hemos tenido un salto exponencial en el uso y aprovechamiento de tecnologías”, afirmó Mora. Desde su experiencia como académico y conocedor de las dinámicas rurales, destaca que el uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, los drones, los sensores y los sistemas de trazabilidad está redefiniendo las formas de producir, administrar y comercializar en el agro.
“Como instituciones de educación superior, como empresas, como Estado y como productores mismos tenemos que acogernos a esta nueva forma de hacer las cosas, utilizando la tecnología, utilizando las conexiones, haciendo uso de esa red de conocimiento global que nos permite acercar el conocimiento a las regiones y apropiando lo necesario para que podamos también ser muy efectivos y ser exitosos en los modelos productivos en las empresas que generemos nosotros en las regiones”, sostiene.
No obstante, el decano es claro en que para que esa transformación sea efectiva, el primer paso es garantizar la conectividad.
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“El tema de la penetración digital a las regiones, el tener acceso a internet de calidad, la apropiación y uso de tecnologías en las regiones nos van a asegurar el éxito”, puntualiza. Según él, este esfuerzo debe ser liderado por el Estado, en articulación con universidades, empresas y productores.
Uno de los aspectos que más preocupa a los pequeños y medianos productores es el temor de que las tecnologías reemplacen la mano de obra rural. Sin embargo, el decano aclara que estas herramientas deben verse como aliadas, no como amenazas.
“La inteligencia artificial no toma decisiones por sí sola. Son las personas quienes, con la información adecuada, definen cómo actuar. Sabemos que los entornos laborales van a cambiar, pero también somos conscientes que las personas, mediante el uso y el aprovechamiento de la tecnología, son más eficientes y efectivos. Entonces no hay que tenerle miedo a la tecnología. lo que hay es que aprovecharla en beneficio de la humanidad”, explica.
En ese sentido, la educación digital juega un papel fundamental. Areandina, por ejemplo, ha desarrollado programas técnicos y tecnológicos en ganadería sostenible, en alianza con gremios como Fedegán, integrando plataformas de trazabilidad y análisis de datos. Estas herramientas permiten a los ganaderos llevar control detallado de sus procesos, desde la planeación hasta la venta, lo que se traduce en mayor productividad, acceso a nuevos mercados y reducción del impacto ambiental.
Además, la digitalización permite que jóvenes rurales –nativos digitales por naturaleza– encuentren en el campo una oportunidad de vida y desarrollo profesional. “Si logramos conectar a estos jóvenes con el conocimiento, la tecnología y el emprendimiento, podemos asegurar el relevo generacional en el campo. Eso evitaría la migración a las ciudades y fortalecería el arraigo a la tierra”, señala Mora.
La agroindustria no solo está evolucionando en lo productivo. También lo hace en lo comercial. Los mercados ya no son únicamente locales o regionales. Según Mora, gracias a las plataformas digitales, un pequeño productor puede vender sus productos en otras latitudes. Colombia, por ejemplo, ya exporta carne en pie a países como China, lo que antes parecía impensable.
El decano concluye que, aunque el país aún enfrenta barreras como la cobertura de internet, la falta de políticas públicas robustas y la necesidad de mayor inversión en educación rural, el camino hacia una agroindustria más inteligente y equitativa está en marcha. “Estamos avanzando. Gremios como Fedegán, Fedepalma, los cafeteros y los cacaoteros ya están incorporando tecnología para lograr sostenibilidad y competitividad. Este cambio no es a largo plazo, es algo que ya estamos viendo y que pronto mostrará grandes resultados”, asegura.
