El grafiti | Opinión


- Publicado en Sep 07, 2025
- Sección Columnistas

El grafiti es una forma de expresión social que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. El término proviene del italiano sgraffio, que significa “rayar”, y alude a cualquier inscripción o dibujo realizado sobre una superficie.
Le puede interesar: Polarización / Opinión
Existe, por supuesto, un pasado diverso asociado a los usos y formas del grafiti en distintos lugares del mundo. En Colombia, donde se hizo común desde la década de 1960, ha transitado por estilos y funciones variadas, siendo las más frecuentes la comunicación de ideas, la expresión de identidades y la transmisión de mensajes políticos.
Como toda manifestación social, el grafiti está inscrito en un sistema de poder que, en muchas ocasiones, lo convierte en objeto de crítica. Esa es, precisamente, una de sus funciones: cuestionar lo que se pretende mostrar como inobjetable e inalterable. Ello explica la incomodidad que suele generar en ciertos sectores políticos la presencia de grafitis en espacios visibles de las ciudades. Además —o justamente por ello— evidencia por qué el espacio público, ordenado casi siempre de manera caprichosa según intereses, valores, apuestas o temores, se ha convertido en objeto de disputa en tiempos recientes.
A una sociedad no le hace bien sancionar expresiones colectivas como el grafiti, ni recurrir a calificativos como “vándalos” o “desadaptados” para señalar a quienes lo realizan. Un signo de madurez política y ciudadana debería ser tramitar las inconformidades que se hacen visibles y no menospreciarlas. Hacer lo contrario es intentar, en vano, ocultar malestares y reclamos.
Un mal precedente ha sentado la actual alcaldía de Villavicencio al censurar reiteradamente expresiones artísticas y políticas en espacios públicos, amparándose en argumentos ligados a la defensa del “orden”, una noción particular de lo “bello” o la imposición de identidades colectivas asumidas como indiscutibles (como “lo llanero”). Al proceder de esta forma, lo que se fomenta es la exasperación de una ciudadanía que, en cambio, debería ser educada en la amplitud de perspectivas para comprender los fenómenos sociales.

En PERIÓDICO DEL META estamos comprometidos en generar un periodismo de calidad, ajustado a principios de honestidad, transparencia e independencia editorial, los cuales son acogidos por los periodistas y colaboradores de este medio y buscan garantizar la credibilidad de los contenidos ante los distintos públicos. Así mismo, hemos establecido unos parámetros sobre los estándares éticos que buscan prevenir potenciales eventos de fraude, malas prácticas, manejos inadecuados de conflicto de interés y otras situaciones similares que comprometan la veracidad de la información.