En memoria de Miguel Uribe | Opinión


- Publicado en Ago 25, 2025
- Sección Columnistas

El reciente fallecimiento de Miguel Uribe Turbay, ocurrido apenas dos meses después de haber sido víctima de un atentado, debería ser motivo de unidad nacional en torno a una causa común: esclarecer los hechos y garantizar justicia. Sin embargo, el clima que impera hoy dista mucho de ese propósito.
En lugar de propiciar un ambiente que facilite la labor de la Fiscalía y de las autoridades competentes, asistimos a un espectáculo vergonzoso: un campo de batalla verbal en el que sectores autoproclamados abanderados del “progresismo” y de la “derecha conservadora” se atacan sin tregua, instrumentalizando el dolor de una familia para alimentar la hoguera de la polarización. Las incendiarias intervenciones de agitadores mediáticos, más interesadas en cosechar réditos electorales que en promover la verdad, solo logran agravar el duelo y sembrar cizaña en la población.
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Esta crispación no es inofensiva. El uso de la tragedia como munición política erosiona la confianza ciudadana y debilita las instituciones democráticas. Convertir el asesinato de un líder en botín de la confrontación partidista es, además de inmoral, un peligroso precedente que normaliza la violencia como parte del debate público.
En tiempos como estos, el país necesita menos estridencia y más serenidad; menos proclamas incendiarias y más argumentos sustentados; menos cálculo político y más compromiso con la verdad. Honrar la memoria de Miguel Uribe Turbay exige respetar el dolor de los suyos y dejar trabajar a quienes tienen el deber de investigar. Solo así podremos impedir que la tragedia se convierta en otro capítulo de una guerra verbal que, de seguir escalando, amenaza con devorar las bases mismas de nuestra convivencia democrática.

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