Fiebre amarilla dejó tres muertes en el Meta en 2025

El Ministerio de Salud y Protección Social entregó este 25 de diciembre un nuevo balance sobre la situación de la fiebre amarilla en Colombia. De acuerdo con el reporte oficial, entre 2024 y lo que va de 2025 se han confirmado 138 casos de la enfermedad en el país, de los cuales 60 personas han fallecido, lo que evidencia la alta letalidad del brote que afecta a varias regiones.

Los casos se han registrado en los departamentos de Tolima, Huila, Cauca, Nariño, Putumayo, Caldas, Meta, Vaupés, Guaviare y Caquetá. El informe resalta que el departamento del Meta reporta tres fallecidos, una cifra que mantiene en alerta a las autoridades sanitarias regionales y refuerza el llamado a fortalecer las medidas de prevención y vacunación en el territorio.

Ante la emergencia sanitaria nacional, declarada el pasado 16 de abril de 2025, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) ha respaldado la respuesta integral liderada por el Gobierno colombiano. El acompañamiento se ha desarrollado en coordinación con departamentos y municipios priorizados, así como con los equipos de salud en los territorios, mediante acciones en vigilancia epidemiológica, vacunación, control de vectores, manejo clínico, comunicación de riesgos y participación comunitaria.

Durante 2025, la fiebre amarilla se expandió hacia nuevas áreas del país, generando brotes graves con elevada mortalidad, especialmente en Tolima, Putumayo, Meta, Caldas, Cauca y Guaviare. La enfermedad, transmitida por mosquitos infectados, puede provocar fiebre alta, dolores musculares, vómito, ictericia y sangrados. Las autoridades reiteraron que no existe un tratamiento específico, por lo que la prevención y la atención médica oportuna son claves para reducir el riesgo de muerte.

Como parte de la respuesta, se adquirieron 1,3 millones de dosis adicionales de vacuna, se fortaleció la cadena de frío del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) y se capacitó al personal de salud en vigilancia, farmacovigilancia e investigación de eventos adversos. Estas acciones permitieron mejorar las coberturas de vacunación y avanzar en el control del brote.

En materia de vigilancia comunitaria y epidemiológica, la OPS apoyó la formación de agentes comunitarios y vigías de la salud para la detección temprana de casos y señales de alerta, así como el fortalecimiento del sistema de alerta temprana y la vigilancia de epizootias, consideradas un indicador clave de riesgo.

El componente de laboratorio también fue reforzado con el suministro de insumos y reactivos para garantizar el diagnóstico oportuno, mientras que en control de vectores se desarrollaron talleres especializados para funcionarios de varios departamentos, orientados al manejo integrado de mosquitos y al uso adecuado de insecticidas.

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Finalmente, el trabajo intersectorial, la comunicación de riesgo y el fortalecimiento del manejo clínico han sido fundamentales para enfrentar la emergencia. Las autoridades insistieron en la importancia de vacunarse, usar repelente, eliminar criaderos de mosquitos y acudir de manera temprana a los servicios de salud, especialmente en departamentos como el Meta, donde ya se reportan víctimas fatales por esta enfermedad.