La crisis del agua que deja en números rojos al comercio en Villavicencio
- Publicado en Nov 14, 2025
- Sección Villavicencio
En diferentes sectores de Villavicencio, establecimientos como bares y restaurantes enfrentan pérdidas económicas diarias por la falta de agua que perjudica el desarrollo de sus negocios.
Por Daniel Jiménez
El comercio de Villavicencio, en especial el dedicado al sector de bebida y comida, atraviesa una fuerte crisis debido a la intermitencia en el servicio de agua potable. En muchos sectores de la ciudad los establecimientos han debido ingeniárselas para mantenerse en funcionamiento, improvisando sistemas de recolección de agua lluvia o pagando carro tanques para no cerrar.
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La situación ha golpeado a negocios de todos los tamaños, desde bares y restaurantes hasta pequeños locales familiares. Juan David Zambrano, trabajador de la discoteca Pukllay Sapu, sobre la avenida Puerto López, contó que han tenido que suspender labores varios días por la falta del líquido.
“Lunes y martes no trabajamos porque no hay agua y no ha llovido en las últimas dos noches. Mi jefe instaló un tubo de escape conectado a canecas para recoger el agua lluvia, pero ya no alcanza. He visto el comercio desesperado; muchos no pueden operar normalmente”, comentó Juan David.
Otros sectores, como el gastronómico, enfrentan un incremento en los costos de operación. Paula Herrera, directiva del reconocido asadero Mi Llanerita, ubicado en pleno Centro de la ciudad, explicó que deben pagar por carro tanques cada dos o tres días para poder seguir funcionando.
“En este momento estamos en una crisis. Cada carro tanque cuesta 300.000 pesos y tenemos que pedirlo constantemente. No podemos parar porque hay que atender a los clientes, pero sí nos ha afectado bastante. Los gastos aumentan, las utilidades bajan, y encima los recibos siguen llegando igual. Hemos tenido que subir precios, pero tratamos de mantenerlos estables al menos hasta mitad del próximo año. No queremos trasladarle todo al cliente, sino seguir firmes, trabajando como buenos llaneros”, sostuvo Herrera.

En los barrios, los pequeños negocios también sufren. Cristian Covaleda, propietario del establecimiento La Casa de la Mazamorra, en el barrio Santa Helena, relató que diariamente debe comprar cerca de 3.000 litros de agua para mantener operativo su negocio.
“Eso son tres motos cargadas de agua, unos 165.000 pesos diarios. Antes el agua duraba sin llegar cinco o seis días, ahora ya pasan hasta quince. No podemos cerrar porque vivimos de esto, pero los gastos se dispararon. Nos toca cocinar, lavar ollas y pisos con el agua que compramos o recolectamos cuando llueve. Cuando no llueve, es un problema”.
Covaleda señala además que, pese a la escasez, las facturas no reflejan la realidad del servicio: “Los recibos siguen iguales, casi $400.000 pesos por dos casas. Ellos están cobrando una tarifa fija, no importa si llega o no llega el agua. Eso desanima, porque además uno gasta más comprando el agua por fuera”, manifestó el comerciante.
Desde el Concejo de Villavicencio, el concejal Luis Carlos González expuso la gravedad de la situación y advirtió sobre el impacto económico que la crisis del agua está generando.
“Los comerciantes, especialmente los del Centro, se están gastando entre dos y tres millones de pesos mensuales en agua. Esa situación es insostenible. Podemos cambiar de gerente cada seis meses, pero si no se arregla el problema del agua, da lo mismo. Lo que la ciudadanía necesita son soluciones reales”.
El cabildante pidió explicaciones sobre el avance de la consultoría contratada por la EAAV para estabilizar el sistema y criticó la falta de resultados concretos. “Hay que pasar de los diagnósticos a la acción. Si el comercio se cae, se cae la economía de Villavicencio”, agregó.
El gerente general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Villavicencio (EAAV), Mario Castro Espinosa, quien asumió la dirección en noviembre de 2025, reconoció los problemas que enfrenta la empresa, pero advirtió que sin el pago de los usuarios no es posible garantizar la operación del sistema.
“El no pago de la factura aumentaría el problema. Ya tenemos una cultura de no pago y de defraudación importante. Si la empresa no recauda, no puede operar. La operación se hace única y exclusivamente con los dineros del recaudo; no dependemos de nadie más que de los usuarios. Si no recibimos recaudo, la empresa probablemente sería intervenida y se acabaría”, indicó el gerente.
Sumado a lo anterior, los daños en las bocatomas, la sedimentación y los deslizamientos han afectado la captación del agua, y por lo cual se adelantan acciones para mitigar los impactos climáticos y mejorar el mantenimiento de las redes.
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