jueves, 4 de julio de 2024

Recuerdos que no se llevó el derrumbe


Recuerdos que no se llevó el derrumbe 1
RP
Redacción PDM
  • Publicado en Jun 28, 2024
  • Sección Región

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A pesar de los esfuerzos desesperados por evitar el desastre, las señales de alerta no fueron suficientes para detener la tragedia.

“Uno no se la pasaba sino, llorando, ver todos esos cuerpos arrumados, sin extremidades, había pedazos de gente”, dijo una habitante de Guayabetal.

Por Luissa Fernanda Pérez

“Horror”. Así tituló la portada del diario El Espacio, el primero de julio de 1974, cuando luego de la tragedia del 28 de junio, los fotógrafos pudieron ingresar para ver los muertos salir del lodo. La tragedia de Quebrada Blanca quedó en la memoria de quienes perdieron a sus familias, amigos, hijos, como la bitácora de una tragedia destinada a ser.

El alud que con la fuerza de la naturaleza cobró la vida de más de 500 personas, estaba premeditada. La naturaleza es impredecible, y ese trágico suceso fue solo la advertencia de los alcances que podrían tener las señales que días previos estaba enviando.

El viernes 28 de junio de 1974 a las 4:15 de la tarde, se desprendieron cerca de 750.000 metros cúbicos de tierra que sepultó la vida de quienes estaban atascados en un trancón debido a un cierre preventivo en días pasados por caída de material sobre el Km 54.

Cerca de 80 vehículos estaban a la espera de que las condiciones viales les permitieran llegar a Villavicencio. Las fuertes lluvias desataron una creciente en la quebrada que amenazaba con ser un peligro para la vía que se encontraba a pocos centímetros de la montaña.

Un mes antes de la tragedia, uno de los trabajadores de la obra que vivía cerca al sector, le dijo al ingeniero Pedro Castellanos, quien trabajaba en la época para el Ministerio de Obras Públicas, que se había abierto una enorme grieta en la ladera. El funcionario decidió ir al otro día, y lo que parecía un sendero, ya tenía una grieta de 20 centímetros representando una grave preocupación. En ese momento la zona se declaró en emergencia y la orden que recibió desde el Ministerio era que el tránsito debía seguir en servicio mientras el personal de topografía monitoreaba la zona.

“Cuando hay un movimiento de masas de esa magnitud, no hay forma de detenerlo, entonces, esas tres semanas antes del derrumbe, hicieron cualquier cantidad de labores para tratar de precipitar el material, entre esas, seis kilómetros de tubería por las terrazas hasta buscar una quebrada, con el fin de echarle agua. Lamentablemente, en esa época había verano, no fue causa del invierno, sino por la falta de agua”, explicó Castellanos al documental ‘Quebrada Blanca, el olvido de una tragedia’, elaborado por estudiantes de la Universidad Minuto de Dios.

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Agregó que se utilizaron explosivos y pusieron una gran carga de dinamita sobre la zona en movimiento para que se derrumbara, para esto se necesitaban cerca de 100 cajas de dinamita de 22 kilos, pero solo se lograron obtener 7 cajas. Esa detonación dejó como resultado ruido, una onda explosiva por el cañón y romper vidrios en Guayabetal.

Los militares propusieron que el ruido podría ayudar, así que con tanques de guerra, trajeron cañones y un avión para bombardear el cerro, sin embargo, las labores fueron infructuosas y “solamente el día en que la naturaleza determinó que se ocasionara el derrumbe, la montaña cayó, pero en el momento menos oportuno porque había demasiada acumulación de gente”.

El día del derrumbe, al parecer todos los eventos negativos conspiraron en un solo momento. El panorama era el siguiente: gran afluencia de gente, tres días de trancón y una comisión de deportistas que se dirigía hacia Pereira y que contaba con una autorización para ser los únicos en transitar.

“La gente se desesperó y se alborotó viendo que ellos sí podían pasar, lo que generalmente ocurre, uno detrás de otro empezó a pasar por encima de las autoridades hacia Quebrada Blanca”, dijo un testigo.

Cuando el derrumbe se genera produce una ola de viento, esta provocó que buses, ganado y personas, salieran volando “A mí me alcanzó a coger la ola. Estaba justo pasando la quebradita para ir a Guayabetal. cuando me desperté todo estaba oscuro. Me llevaron al hospital y en la entrada veía las extremidades de las personas”, dijo Gloria Godoy, sobreviviente.

El derrumbe, trajo consigo una crisis alimentaria en la que el municipio de Villavicencio se estaba muriendo de hambre, ya que no había por donde comprar y a quién comprar, así que se planteó la posibilidad de que el traslado de alimentos fuera por Boyacá, en ese tiempo era complicado por la lejanía y el estado de las carreteras.

Se construyó una nueva vía, una nueva variante y es así como se inaugura un túnel y los famosos túneles de Quebrada Blanca. Hoy 50 años después de la tragedia, testigos, sobrevivientes, personal médico y organismos lo siguen recordando.


RP
Redacción PDM

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