Un año más marcado por los feminicidios en el Meta

Entre enero y septiembre de 2025, el Observatorio Colombiano de Feminicidios de Republicanas Populares reportó 12 feminicidios y cuatro feminicidios en grado de tentativa en el departamento del Meta.

Por Lina Herrera

En todo el 2024, la cifra de feminicidios cerró con 15 casos, lo que significa que el presente año ya alcanzó el 80 % de los feminicidios del periodo anterior, aun sin incluir las cifras de octubre.

Pese a los llamados de alerta de organizaciones sociales, las violencias extremas contra las mujeres se mantienen como una problemática crítica en el departamento. Para Alejandra Mayorga, representante de la Veeduría de Mujeres Libres de Violencia, este panorama no es nuevo: responde a patrones estructurales y a fallas que persisten desde hace años.

Mayorga señala que los factores que alimentan la violencia basada en género (VBG) en el Meta son históricos y están normalizados en la vida cotidiana de la región. “Tenemos un machismo profundo y naturalizado, donde se perpetúan roles de género y se mantiene el control del cuerpo de las mujeres como parte del dominio masculino”, explicó.

De acuerdo con la veedora, esta raíz cultural se agrava por la falta de una política clara de prevención.

“Sin duda, hay una falta de mirada con enfoque de género y, sobre todo, de prevención. Están acompañando una vez pasen los hechos tan graves como los feminicidios, y están desestimando otros tipos de violencias como la violencia psicológica, la violencia económica; que en la escala de violencia son por donde generalmente se inicia para luego escalar en hechos de feminicidios. Además, feminicidios con sevicia, con determinación, y eso ha influido o puede influir en que sea constante que el departamento del Meta tenga VBG”, añadió.

Prevención débil

Para Mayorga, las administraciones departamentales han repetido el mismo modelo: “Se está dando la misma medicina a las mismas enfermedades. Se crean infraestructuras como centros de atención o nuevas comisarías, pero son medidas de acompañamiento, no de prevención. Es como si nos preparáramos para recibir los casos en buenos edificios, pero no para que las mujeres no lleguen a necesitar esos servicios”.

La experta insiste en que no ha existido una mirada territorial acertada. Las dinámicas de violencia no son iguales en zonas urbanas, periféricas y rurales, pero las rutas están centralizadas. En Villavicencio, por ejemplo, la mayoría de servicios están en el casco urbano; en los municipios y veredas, las mujeres deben acudir a personas de su misma comunidad para denunciar, lo que genera desconfianza, riesgo y silencio.

Otro de los puntos críticos es la falta de confianza en las instituciones. Según Mayorga, funcionarios de comisarías, inspecciones o servicios de salud no siempre cuentan con formación adecuada ni aplican lo establecido en el marco normativo, incluida la Ley 1257.

“Hoy no tenemos un servicio dignificado ni en las comisarías de familia, ni las inspecciones de policía. Carecemos de hospitales que puedan atender algún tipo de violencia, eso ha perpetuado las VBG o puede ser una tendencia que ha generado esa constancia”, explicó.

Mientras el año avanza, la preocupación es que el 2025 no solo iguale, sino que supere los feminicidios del año pasado.