Apicidio, exterminio silencioso
- Publicado en Ago 31, 2017
- Sección Villavicencio
El mismo instinto de las abejas las obliga a buscar zonas menos contaminadas para sobrevivir, los Llanos Orientales son una opción. Apicultores buscan soluciones también.
La problemática mundial del declive de los polinizadores ya registra datos alarmantes: al año 2005 las abejas disminuyeron en 25% en Europa. En nuestro país, el Colectivo para la Defensa de las Abejas y los Polinizadores en Colombia Abejas Vivas ha reportado 13.500 colmenas extinguidas en los últimos tres años, y en el Meta se conoce el dato de 60 millones de estos insectos envenenados.
El exterminio diario de las abejas por envenenamiento es una realidad, debido a factores como cambio climático, deforestación, monocultivos, el ácaro varroa, y la pérdida de hábitat, aunque la causa más denunciada por los apicultores es el uso excesivo de agroquímicos con neonicotinoides, y la sustancia activa fipronil.
La situación ha llevado al desplazamiento de apicultores junto con sus colmenas hacia zonas menos contaminadas, así lo explicó el experto Eduardo Parra, actual presidente de la Asociación de Apicultores del Meta (ADAM), basado en sus 45 años de experiencia como apicultor.
Parra inició a los siete años el oficio de cuidar abejas, y años más tarde se convirtió en un gran apicultor en Granada (Meta), pero la fumigación de cultivos en una región agrícola como el Ariari, antes del año 2000, ya era una problemática para las abejas, pues pese a tener 20 colmenas para la época, estas con frecuencia morían envenenadas, fatigado de esta situación decidió viajar a Argentina y estudiar Medicina naturista.
A su regreso se especializó en herbología, y realizó polinización con abejas en cultivos de melón en El Espinal (Tolima), pero era muy difícil ejercer la actividad por la contaminación de agroquímicos en la región. Decidió entonces regresar al Meta para realizar apicultura en Puerto López y San Martín, municipios donde actualmente tiene 1.200 colmenas, cada una con un promedio de 100.000 polinizadoras.
Ahora, aunque cesó su desplazamiento como apicultor, le preocupa la llegada de grandes multinacionales a la región para dedicarse a la agroindustria, y los monocultivos, lo que contaminará más el territorio sí no hay concientización sobre el uso de agroquímicos.
En otros departamentos como el Quindío, ya es casi imposible hacer apicultura, así lo afirmó Abdón Salazar, apicultor e integrante del Colectivo, a quien le han envenenado 550 colmenas en el último año cada una avaluada en $700.000, por esta razón, ya está mirando el Meta como lugar de destino para seguir criando sus abejas.
“Yo me veo obligado a desplazarme para poder sobrevivir, y responderle a los bancos, me toca dejar mi familia e irme a hacer producciones a los llanos”, explicó el apicultor, para quien cada colmena exterminada representa menos productos como miel, cera, jalea real, polen, y propoleo, para cumplirle a sus clientes, incluyendo almacenes de cadena.
El Colectivo, que fue creado este año y que ya cuenta con cerca de 5.000 miembros, entre ellos 2.000 apicultores, tiene el objetivo de luchar contra el envenenamiento de abejas y polinizadores; ha gestionado solicitudes de mitigación a la problemática ante los Ministerios de Medio Ambiente, y Agricultura, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA).
Salazar expresó a Periódico del Meta, que “estas entidades han enviado algunos funcionarios sin poder de decisión a que conozcan cuál es la problemática, pero esto no ha tenido resultados en la mitigación del envenenamiento de abejas, pues aún no hay soluciones contundentes”.
La respuesta que obtuvo el Colectivo del Ministerio de Ambiente es que esta problemática era responsabilidad directa de las Corporaciones Regionales, pero algunas lejos de tomar cartas en el asunto, han trasladado el problema a las secretarías de agricultura departamentales y al ICA.
Según explicó Gildardo Franco, ingeniero agrícola, y profesional de Cormacarena, la Corporación ha liderado varios proyectos de apicultura en los últimos años con comunidades, algunas indígenas, en municipios como Puerto Gaitán, Puerto López y Mesetas, entre otros.
Con relación al envenenamiento de abejas, Cormacarena tiene reporte de 600 colmenas en el Meta, y están buscando articulación con el ICA con el objetivo de impartir capacitaciones a los agricultores en el uso adecuado de agroquímicos, y así salvar abejas y polinizadores, ya que son responsables de polinizar 9 de cada 10 plantas silvestres, y más del 30% de los cultivos mundiales.
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