Así avanza la transformación del sector palmero en Colombia, según Nicolás Pérez

La palma de aceite en Colombia vive un momento clave: aumento en la productividad, apuesta por la sostenibilidad y una nueva generación que asume el relevo en el campo. 

A pocas semanas de la edición número 53 del Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, que se hará en Cali, Periódico del Meta (PDM) dialogó con Nicolás Pérez Marulanda (N.P.), presidente ejecutivo de Fedepalma, sobre los avances, desafíos y proyecciones de la agroindustria palmera en Colombia.

Economista de la Universidad de los Andes, con maestría en Políticas Públicas y Desarrollo Internacional de la Universidad de Duke (EE.UU.), Pérez Marulanda asumió en 2021 la dirección del gremio palmicultor. Su experiencia en desarrollo rural, agronegocios y financiamiento para el desarrollo lo ha convertido en una voz clave en los procesos de transformación del sector.

En esta conversación, el presidente de Fedepalma explica porqué la sostenibilidad, el relevo generacional en la palmicultura y las nuevas tendencias del consumo serán los temas centrales del congreso de este año. Además, analiza el rol del sector en la transición energética, con proyectos como el biocombustible de aviación a partir de aceite de palma, y destaca la recuperación en la productividad durante 2025, pese a los desafíos en seguridad y movilidad que enfrentan varias zonas palmeras del país.

PDM: ¿En qué fecha se realizará el Congreso de Fedepalma?

N.P.: Del 11 al 13 de junio, en Cali. Rotamos el evento entre zonas palmeras, y Cali es la ciudad más cercana a Tumaco, que, aunque es importante para el sector, no tiene la infraestructura necesaria para un congreso de este tamaño.

PDM: ¿Cuál será el tema principal en la edición 53 del Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite?

N.P.: Tenemos tres temas principales. El primero, es el avance en la implementación de la estrategia de sostenibilidad, impulsado por la entrada en vigor de la directiva de deforestación de la Unión Europea. El segundo, el relevo generacional en la palmicultura. Queremos visibilizar casos exitosos en familias, empresas medianas y grandes, y también en empleados del sector. El tercer enfoque es entender las nuevas tendencias del consumo: qué valoran hoy los consumidores, como la sostenibilidad y la calidad. 

PDM: ¿Qué fue lo más retador del 2024?

N.P.: Recordemos que el año pasado habíamos sido severamente afectados por el fenómeno de El Niño, que se presentó en los primeros cuatro meses del año, los cuales son muy importantes para explicar la producción del año completo. Había sido muy duro desde el punto de vista climático, no solo por la sequía, sino también por el exceso de radiación solar que hubo en tres de las cuatro zonas palmeras, lo que llevó a que, por primera vez en cinco años, la producción cayera respecto del año inmediatamente anterior.

PDM: ¿Y este año?

N.P.: Este año, en contraste, gracias a un mejor clima, hemos registrado un crecimiento en la producción durante los primeros cuatro meses, hasta abril —el último dato disponible—, con un aumento superior al 8%. Esto confirma que la recuperación en la productividad es una realidad, evidenciada de manera consecutiva en cada uno de esos meses. Todas las zonas están experimentando un crecimiento en la producción.

PDM: ¿Cómo le va a la zona oriental?

N.P.:  En el caso de la zona oriental que corresponde casi por la mitad de la palma del país, el crecimiento ha sido cercano al 9% en los cuatro primeros meses del año. Somos muy positivos frente a la producción de este año.

PDM: ¿Cuál fue la productividad en el departamento del Meta?

N.P.: Incrementó 8.8% este año, respecto a los cuatro meses del 2024.

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PDM: ¿Ese crecimiento en el Meta se ha visto afectado por los bloqueos viales?

N.P.: Sí, ha habido afectaciones. Toda la producción de aceite, incluso la de Casanare, debe salir por el Meta. Así que cualquier bloqueo en este departamento afecta no solo al Meta, sino también a Casanare y al Vichada. Hemos contado con el apoyo de autoridades y alcaldes, pero cada interrupción en la movilidad impacta la operación y es una preocupación constante.

PDM: ¿Cómo afecta al sector el incremento en la inseguridad?

N.P.: Ciertamente, las preocupaciones por temas de seguridad están presentes en todas las zonas palmeras, y la zona oriental no es la excepción. Ha habido un deterioro en la seguridad, sobre todo en la parte sur del departamento del Meta, que tal vez es la zona más complicada en este momento. Afortunadamente, las empresas han logrado mantener abierta la operación, con algunos casos muy puntuales en los que hemos tenido afectaciones. Por esa vía, hemos podido recoger el fruto y luego procesar el aceite, que es lo más importante.

PDM: ¿Qué participación tiene Fedepalma en la transformación hacia biocombustibles para aviación?

N.P.: Es un proyecto grande en el que llevamos tres años. Buscamos que el aceite de palma colombiano sea aceptado como materia prima para producir SAF (combustible sostenible de aviación). En 2023, Ecopetrol realizó un piloto en Barrancabermeja usando aceite de palma colombiano. Latam adquirió ese producto para vuelos nacionales, aunque aún no puede llamarse formalmente SAF porque falta la autorización técnica de la Organización de Aviación Civil Internacional. Esperamos esa aprobación en las próximas semanas. De lograrse, podríamos producir y comercializar SAF en Colombia, lo que sería una oportunidad enorme.

PDM: Esto se alinea con la apuesta del Gobierno por energías renovables ¿Cómo van las relaciones con el Ejecutivo?

N.P.: Unas reuniones muy fluidas. Con Ecopetrol hay una relación de largo aliento. Están interesados en diversificar y ven el SAF como una opción viable tanto en Barrancabermeja como en Cartagena. También hemos trabajado muy de cerca con la Aerocivil. En julio pasado, se envió formalmente la solicitud de evaluación del aceite de palma colombiano como materia prima para SAF. Esta es una iniciativa concreta dentro del plan de transición energética, especialmente en el sector del transporte aéreo.

PDM: ¿Ve oportunidades para el sector palmero en la Ruta de la Seda con China?

N.P.: Vemos a China con pragmatismo. Ellos ya tienen a los dos principales productores de palma —Indonesia y Malasia— al lado, lo que les da una ventaja logística difícil de igualar. Además, en China no hay un reconocimiento al valor ambiental del aceite libre de deforestación. A diferencia de Europa o EE. UU., no pagarían más por un aceite sostenible. Tal vez con los biocombustibles surjan oportunidades, pero por ahora nos enfocamos en mercados más cercanos y que sí valoran nuestros esfuerzos ambientales.

PDM: Entonces, ¿un deterioro en las relaciones con Estados Unidos afectaría al sector?

N.P.: No es nuestro principal mercado, pero sí vemos oportunidades en biocombustibles y en alimentación animal y humana. La cercanía geográfica es una ventaja, y nuestros competidores podrían enfrentar aranceles más altos. En ese sentido, vemos espacio para crecer. Eso sí, la estrategia debe ser diversificar sin cerrar puertas; abrir nuevos mercados sin sacrificar los que ya tenemos.

PDM: ¿Por qué se está pensando en un relevo generacional?

N.P.: La palma en Colombia tiene un poco más de 70 años de historia. Muchos de los pioneros de este cultivo ya han fallecido, pero las empresas palmeras —algunas de las cuales están ubicadas en el Meta— han sembrado la primera generación de palma, realizado la primera renovación y algunas ya están empezando la tercera. No se trata solo de renovar el cultivo, sino también a las personas que trabajan en él.

Esas empresas, que cuentan con varias décadas de existencia, han buscado y encontrado formas efectivas de vincular a la siguiente generación. Muchas son empresas familiares, por lo que han identificado maneras de integrar a sus herederos al negocio. Esto tiene la ventaja no solo de asegurar la continuidad empresarial, sino también de traer nuevas ideas, formas distintas de ver las cosas, optimizar procesos e incorporar tecnologías.