martes, 15 de julio de 2025
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¿Bukele colombiano? | Opinión


¿Bukele colombiano? | Opinión 1
Rafael H. Salamanca

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Creerle al falsario mayor y al peor colombiano posible el cuento del “cambio”, develó algo de nuestra idiosincrasia: un pueblo subdesarrollado y resentido, crédulo, irresponsable, finalmente atrapado en la ideología fallida. Pueblo ignaro y corrupto, que le aplaude a sus políticos el engañarlo con total impunidad. Ciertamente, como advirtió Vargas Llosa, pudiendo optar por el progreso se eligió la pobreza.  

Veníamos mal, pero no tanto. Uribe, a quien la izquierda odia por eso, había puesto las cosas al derecho enfrentando con éxito al terrorismo, hasta cuando le confió su tarea a un traidor: lo ganado en el campo de batalla se perdió en Oslo y en La Habana donde el tartufo les devolvió protagonismo y poder. Se teme que al igual que en Cuba, Nicaragua y Venezuela, de ahí no los saque nadie.  

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El pueblo ingenuo busca entonces (otra vez) un salvador. Algunos lo ven en El Salvador, un pueblo del tamaño de Santander, víctima por décadas de guerras y de maras sanguinarias, al que liberó en apenas tres años un hombre que parece un príncipe sacado de Las mil y una noches, y cuyo truco simple consistió en aplicar la ley, castigar a los delincuentes y proteger los derechos de la mayoría.   

¿Quieren los colombianos un Bukele que los salve de la debacle socialista? La noticia es que ya tenemos uno en marcha. El aún no se presenta como tal y aún no figura en la baraja de precandidatos. Este outsider de la política que no come cuento y que se va de frente contra “el jefe de la mafia” y “el tirano en ciernes”, es el caballero renacentista y empresario glamoroso (sin vergüenza de serlo), el abogado costeño Abelardo de La Espriella. Férreo liberal y demócrata, ha demostrado que logra con excelencia lo que se propone. Como es lúcido y contundente espanta a los cobardes. Los ‘progres’ le dirán facho. No lo estoy proclamando, pues mi efímero activismo político murió con Uribe. Sólo afirmo: ¿Lo están buscando? Ahí está. Abelardo es el hombre. Pueden apoyarlo o escarnecerlo. Depende del destino que prefieran, compatriotas. 


Rafael H. Salamanca


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