martes, 23 de abril de 2024
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Carboneros: otro desafío social en Brisas del Guatiquía


Carboneros: otro desafío social en Brisas del Guatiquía 1
PH: Jair Escobar
RP
Redacción PDM

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Desde hace más de 45 años un grupo de personas trabaja en condiciones lamentables, produciendo carbón vegetal. Ningún programa social los ha sacado de esa labor.

Por Lina Herrera/ Especial Periódico del Meta

En Brisas del Guatiquía, un grupo de personas lleva aproximadamente 45 años opera en una carbonera improvisada. En medio del hollín, casas de madera y la pobreza que los rodea, fundaron la Asociación de Carboneros del Meta, conformada por 15 personas, en su mayoría mujeres.

Todos tienen en la producción de carbón vegetal su único medio de sustento. Quemándola, cada día transforman la madera que ya cumplió su ciclo de vida o la que va bajando por el cauce del río, para reusarla y convertirlo en el combustible para asaderos o incluso sus propias necesidades.

La zona de trabajo se encuentra finalizando el barrio, llegando al dique. Es un espacio totalmente abierto, en donde cualquier persona puede tener acceso, ya que no cuenta con un control de ingreso, salvo los delincuentes que rodean la zona.

Entre restos de basura, y personas ajenas a la carbonera consumiendo estupefacientes en el camino, todos los días los integrantes de Asoprocame llegan al lugar y operan desde temprano mediante un horno tradicional, que está encendido las 24 horas del día.

Pese a la conformación de la asociación, la obtención del material, producción y comercialización es totalmente individual.

Cada persona busca los medios para obtener la madera de segundo uso, algunas veces la obtienen de los ríos, la recogen de talas realizadas en la ciudad por otras personas que dejaron los restos de la leña abandonada y, algunas veces, la compran a propietarios de fincas que en varias ocasiones la han vendido a costos exagerados, no pueden acogerse a otro método de abastecimiento ya que necesitarían de permisos especiales.

Después de obtenido el material, se junta hasta que quede un gran acumulado, con una capa de viruta de madera se cubre y enciende fuego, para que inicie la conversión a carbón.

Las personas deben estar pendientes durante todo el día de este proceso, evitar que el humo se expanda y finalmente regarle pequeñas cantidades de agua para empezar a obtener el producto.

Cada socio está en la búsqueda de los intermediarios que comprarán el carbón, y revenderán: “la ganancia se la lleva el intermediario, son los que venden en la plaza, en la carbonera del popular, esa gente se lleva la mayor parte, nosotros no vendemos directamente al consumidor”, comentó Ferney Ávila, presidente de la asociación, y también presidente de la Junta de Acción Comunal en este sector.

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Este modelo de comercialización no les genera grandes ingresos económicos, sumado a esto, tampoco se les he permitido la movilización del carbón en grandes cantidades, ya que desde 100 kilos en adelante se requiere portar un salvoconducto que lo avale, sin embargo, el poco dinero obtenido les ha dado el sustento básico para llevar alimentos a sus casas y darles educación a sus hijos.

Tras décadas de estar inmersos en esta labor, no presentan las condiciones de salubridad y seguridad necesarias, que los proteja de accidentes en medio de su trabajo y les evite problemas de salud a futuro, ya se encuentran antecedentes de dos personas fallecidas por enfermedades generadas al exponerse a la inhalación constante del humo que produce el horno tradicional, entre estas: cáncer de pulmón.

Los integrantes de la asociación manifiestan el haber recibido varias visitas de la secretaría de salud con el objetivo de realizar campañas en el sector, más no les pareció eficiente ni de gran ayuda.

En la producción del carbón, Asoprocame intenta generar el mínimo daño ambiental, pero se enfrentan a una quema de llantas y otros elementos, que también está cerca al dique, el humo de este incomoda a barrios cercanos, llegando a culpar a la carbonera, pero estos son ajenos a dicha actividad.

Intervención de GIZ

Desde enero del 2020, la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) está implementando el proyecto ‘Probosques’ en la carbonera de Brisas del Guatiquía, con el fin de apoyar la producción sostenible, y que no genere un alto impacto al medio ambiente.

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La GIZ ha llevado talleres, búsqueda de reglamentación en la actividad carbonera, y propuestas que se han implementado junto a Asoprocame, pero la gran promesa de valor se entregó el pasado jueves: un horno metálico de uso comunitario que será el inicio a un espacio de transición, en donde se podrá lograr la producción del carbón de mejor calidad en menor tiempo.

En la parte ambiental, la dimensión de emisiones a la atmosfera será baja, en términos de salud: los socios ya no van a estar expuestos a ese humo constante, y en relación a lo comercial: la calidad del carbón, porque se dará un carbón de mayor calidad que va a implicar acceso a mercados diferentes que también nosotros vamos a apoyar”, dijo Adriana Ceriza, asesora técnica de Probosques.

Con la llegada del horno, se espera pasar de un trabajo individual a uno colectivo, la GIZ inició con capacitaciones para el uso y aprovechamiento del nuevo elemento.


RP
Redacción PDM

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