Editorial | EMSA: urgen sus respuestas  

Desde hace varios años, las críticas al mal servicio de la Electrificadora del Meta (EMSA) hacen parte del paisaje, sin embargo, no siempre fue así. Hubo una época, hace casi dos décadas, cuando los directivos eran funcionarios tecnócratas que no solo conocían del sector eléctrico sino que tenían un perfil gerencial que se preocuparon por generar confianza en el sistema de energía de la región.

Confianza que hoy no se tiene. Lo sucedido el pasado fin de semana donde se produjeron cortes de energía en todo el departamento, sumado a que en algunas zonas veredales de Villavicencio permanecieron más de un día sin el servicio, colmaron la poca paciencia que tienen los usuarios en la empresa. Casi 12 horas después, en un escueto comunicado, los directivos explicaron cuál era el daño.

Pero más allá de las explicaciones coyunturales por los cortes, el departamento merece las respuestas urgentes de lo que pasa con la EMSA. No podemos normalizar la prestación deficiente de un servicio que es la base para el desarrollo económico de una región y vital para los más de 320.000 usuarios que tiene la empresa.

¿Qué está causando el mal servicio de la entidad? ¿Qué soluciones se pueden implementar para mejorar la situación? Respuestas básicas a preguntas que hoy se hace la mayoría de metenses que observamos con impotencia la degradación del servicio y de la empresa, joya de la corona del sector empresarial de la región.

Es hora de que la EMSA le hable con claridad al departamento y explicar si es que el aumento de la demanda de energía por el crecimiento poblacional y económico del Meta superó la capacidad instalada y disponible de distribución de energía, y si en cuyo caso se necesitaría una inyección millonaria de recursos nuevos.

Financiación que requeriría previamente de una auditoría externa, independiente y pública que evalúe el estado actual de la empresa y proponga un plan de acción para su reestructuración y saneamiento financiero.

Expertos consultados insisten en que la falta de inversión y mantenimiento en la infraestructura eléctrica, que genera fallas técnicas, averías y sobrecargas en las redes de distribución y transmisión, es una de las causas de lo que está pasando. Y la realidad parece darles la razón. En la misma semana terminaron incendiados dos importantes transformadores que dejaron sin luz a una parte de la capital del Meta en hechos que no parecen aislados.

De igual manera, ya lo hemos dicho, el clientelismo político ha afectado la transparencia y la eficiencia en el manejo de los recursos públicos destinados al sector eléctrico.

Por todo esto es que urgen sus respuestas, EMSA.

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