jueves, 3 de octubre de 2024
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¿Estudiar medicina? | Opinión


¿Estudiar medicina? | Opinión 1
Rafael H. Salamanca

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La carrera hipocrática, cuya misión es el cuidado de la salud y de la vida humana, cambió tanto este último medio siglo, que se tornó irreconocible. Cuando la estudié era una profesión inspiradora que mezclaba vocación, ciencia y humanidades, una profesión liberal digna, respetable, apreciada por la comunidad y por la élite académica.

Hoy, cuando las ciencias que la nutren rozan la ciencia ficción, la medicina desciende al nivel de oficio tecnocrático cuyo objeto no pareciera ser ya la salud, sino el lucro (en países ricos), o un trabajo de sobrevivencia (en países pobres). Subsiste para que subsistan las facultades médicas, y como engranaje central de la Empresa Internacional de la Salud que reúne a dichas facultades, a la poderosa industria farmacéutica, a la de la tecnología e investigación biomédica, a su propia empresa editorial y publicitaria, y al gran trust multimillonario de los seguros administrado por abogados. El médico ha rebajado su status social y económico y será pronto remplazado por una APP instalada en los celulares, y por enfermeras especializadas y paramédicos. Hoy los médicos generales son apenas sobrecargados digitadores, formuladores, solicitadores de exámenes y remisores a especialistas. ¿Qué pasó con la clínica y la relación médico-paciente? Los pacientes desconocen los nombres de sus médicos y ellos no los saludan ni los miran a los ojos. La consulta médica descendió a frío trámite burocrático.

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En el plano económico las cosas van peor. Estudiar medicina promedia en Colombia una década y una inversión de $400 millones, mientras los salarios no superan los 4 salarios mínimos. ¿Es recuperable tal inversión? Los contratos de trabajo no ofrecen garantías laborales, y para aspirar a una residencia el médico debe enfrentar una rosca y pagar por trabajar como esclavo del sistema. Algunos la abandonan frustrados, y se enferman o se suicidan, como ya es de público conocimiento.

La pregunta que surge es: ¿vale hoy la pena estudiar medicina? ¿No será mejor ser vicepresidente de Petro?


Rafael H. Salamanca

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