domingo, 8 de diciembre de 2024
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La vida en la otra Villavicencio


La vida en la otra Villavicencio 1
RP
Redacción PDM

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En Villavicencio, la puerta del Llano, existen sitios de importancia histórica, cultural, turística, religiosa y hasta ecológica. Pero también están esos lugares donde a veces llueven balas, se venden drogas, hay prostitución, la pobreza es extrema y la falta de oportunidades son el pan de cada día. Sí, esa Villavicencio que muchos conocen, pero que pocos aceptan.

En estas zonas, conocidas popularmente como “ollas”, hay gente que escribe historias diferentes a la guerra y que a pesar de estar rodeados de miseria, delincuencia y drogadicción, luchan, con trabajo honrado, por salir adelante y vivir una historia diferente a la de sus padres y abuelos.

Este es el caso de Julio Cortés, un joven cabeza de hogar  al que  las circunstancias de la vida le han hecho madurar. Él, vive en el barrio Santa Fe, considerado uno de los sectores más peligrosos de Villavicencio.

Aunque creció en medio de la guerra de pandillas, y vio morir amigos, tíos y compañeros del colegio, siempre ha trabajado para ayudar a su mamá y al resto de su familia. “Desde las cuatro de la mañana me levanto a preparar tintos, empanadas y arepas. Mi hermano, John, me ayuda a llevar el carro de comidas hasta la carretera principal. De ahí en adelante me toca solo, él estudia, pero no importa, quiero que salga adelante, que sea alguien en la vida, que no le toque tan duro como a mí”, comenta, Julio.

Agrega que a pesar del trabajo honesto que realiza, son muchas las veces que ha recibido insultos y humillaciones por vivir en esta zona, intransitable para algunos.  “Aunque trabajamos honradamente, cargamos un estigma. La gente nos tiene miedo, nos mira con recelo, a veces con asco. Piensan que todo lo queremos regalado o que vamos a robalos. No entienden que no tuvimos las mismas oportunidades que tienen ellos”, sostiene.

Y a pesar del rechazo social que ha vivido durante varios años, confiesa que nunca ha pensado en cometer un delito. “Aunque las adversidades han sido bastantes y en algunos momentos la falta de dinero me causa desesperación e insomnio, jamás le haría daño a otra persona, eso está  claro”, señala,  el joven.

Dice también,  que lo único que buscan es aceptación social y oportunidades, pues nunca las han tenido. 


RP
Redacción PDM

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