Los trabajadores de Racero y la Reforma Laboral | Opinión


- Publicado en Jun 03, 2025
- Sección Columnistas, Lo Mas Reciente
Enorme revuelo nacional generaron los audios revelados por el periodista Daniel Coronell sobre las condiciones de explotación laboral a la que estaría sometiendo el congresista David Racero, del Pacto Histórico, a sus trabajadores en un Fruver. Además de posibles casos de clientelismo en el SENA, Positiva y Colombia Compra Eficiente, “una joyita”.
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Lo peor de todo es que la situación de explotación laboral de los trabajadores de Racero, también la padecen millones de colombianos. Trabajos con pagos “de un millón mensual” que “no tienen prestaciones, no tienen nada” pero exigen “tiempo completo”, no de 42 horas semanales como indica el artículo 161 del Código Sustantivo del Trabajo, sino de 13 horas diarias, de “siete de la mañana a ocho de la noche” con tan solo “un día de descanso a la semana” es decir, trabajos de ¡78 horas semanales!
Pero además, para mayor indignación el trabajador “debe estar dispuesto para todo”, ser “todero”. La esclavitud vestida de cambio.
La situación laboral es tan precaria que los trabajadores de Racero hacen parte del 57,2% de los ocupados del país que trabajan con algún tipo de informalidad.
Más de 13,4 millones de colombianos que no cuentan con cotizaciones a salud ni a pensión o no tienen vinculación laboral legal o son trabajadores por cuenta propia, patronos o empleadores clasificados en el sector informal o trabajadores domésticos familiares sin remuneración.
Es cierto que la alta tasa de informalidad viene desde los gobiernos anteriores, pero también es cierto que la situación ha empeorado durante el Gobierno Petro.
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Entre agosto de 2022 a marzo de 2025, el número de ocupados informales ha crecido en cerca de un millón; siendo el factor principal del descenso de la tasa de desocupados. En otras palabras, la estructura productiva del país no ha cambiado, en vez de crear empleo digno sigue empujando a los ciudadanos al rebusque, a la informalidad.
Son tantas las características de explotación laboral que enfrentan trabajadores como los de Racero, que estos integran distintos grupos de colombianos que sufren informalidad y precariedad laboral.
Por ejemplo, hacen parte de los 13,6 millones ocupados que no cotizan a pensión, al tiempo que integran los más de 11 millones de colombianos que no están afiliados al régimen de salud o hacen parte del régimen subsidiado. “No tienen prestaciones, no tienen nada”.
Los trabajadores de Racero también integran el indignante grupo de colombianos que tienen una “jornada laboral excesiva”, aquellos que trabajan más de 49 horas semanales. De acuerdo con la OIT, estos representan el 23% de ocupados del país, cerca de 5,5 millones de ciudadanos. Además de hacer parte del 45% de los ocupados, cerca de 11 millones de trabajadores honestos que ganan menos de un salario mínimo.
Lo preocupante es que las condiciones laborales que habría ofrecido el Congresista Racero no son la excepción, sino la regla en los trabajos del país. No sorprende entonces las altas tasas de pobreza monetaria (33%) y de desigualdad (Gini de 0,55), ubicándonos como el tercer país más desigual del mundo. Resultado de seguir cargando la cruz del atraso nacional.
Para completar, el panorama se vuelve más desolador con la actual coyuntura política nacional, donde el Gobierno Nacional y partidos tradicionales en oposición están más preocupados por las elecciones de 2026, que por resolver la explotación laboral que sufren los millones de trabajadores de Racero. Veamos.
El Gobierno Petro vende la necesaria Reforma Laboral como la solución a todos los males del mercado laboral y en honor a la verdad, está bien lejos de ser una solución real; al menos por tres razones.
La primera es que la Reforma Laboral aprobada por la Comisión IV del Senado al recoger lo acordado entre el Gobierno Nacional y la plenaria de la Cámara de Representantes, tal cual reconoció el ministro Armando Benedetti (minuto 4:20), se aleja totalmente de la reforma trabajada por las centrales obreras (CUT,CGT y CTC) durante la Conferencia Nacional del Trabajo en septiembre de 2022.
La reforma acordada eliminó cerca de 20 artículos de derechos colectivos, así como la prohibición para que contratos fijos, obra, labor o prestación de servicios se permitieran para actividades permanentes (artículos 5 y 6). Al tiempo que fortalece la tercerización vía subcontratación y empresas temporales (artículos 45, 46, 47 y 48).
El acuerdo del gobierno también establecía que la jornada laboral termina a las 7 pm (artículo 13) y no a las 6 pm como tanto pregonan en público, entre otras tantas concesiones que demuestran, que la reforma actual está lejos de recuperar los derechos laborales quitados en la ley 789 de 2002 durante el Gobierno Uribe y las minireformas de gobierno posteriores.
La segunda es que toda Reforma Laboral que mejore la condiciones laborales de los trabajadores, debe ir acompañada de políticas económicas dirigidas a las MiPymes para compensar el incremento de los costos laborales y generar aumentos en la productividad total de los factores.
De esto ni habla el Gobierno Petro, que con o sin reforma, debería tener créditos especiales, subsidios a la tasa de interés, participación en compras públicas, subvenciones para maquinaria y equipo, proyecto de ley para reducir el impuesto de renta, entre otras tantas políticas públicas dirigidas a este sector del empresariado nacional, que son el 99,5 % del total de empresas en el país, generan el 80 % del empleo formal y aportan el 40 % del PIB.
La tercera es que muchos empleadores del país también tienen doble rasero, conocen la ley pero prefieren incumplirla al ver que el Ministerio del Trabajo no la hace cumplir. Sin un ministerio fuerte que haga cumplir los derechos laborales, con o sin reforma, Colombia seguirá siendo el país de los trabajadores de Racero.

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