‘Nadie cuida lo que no siente suyo’: desde su nueva sede en el Meta, Parques Nacionales llama a construir sentido de pertenencia

- Publicado en Jun 30, 2025
- Sección Entrevistas, Lo Mas Reciente
Parques Nacionales Naturales de Colombia inauguró una nueva sede territorial en el barrio El Emporio de Villavicencio, con el objetivo de fortalecer la gestión ambiental y la articulación institucional en la región de la Orinoquia.
La región de la Orinoquia, corazón biodiverso de Colombia, celebró la apertura de una nueva sede territorial de Parques Nacionales Naturales en Villavicencio (PNN). Este hito marca un paso clave en el fortalecimiento de la gestión ambiental en una de las zonas más estratégicas del país, no solo por su riqueza ecológica, sino también por los desafíos que enfrenta en materia de conservación y conflicto territorial.
Para profundizar en el significado de la apertura de esta sede y en los desafíos que tiene PNN en la región, Periódico del Meta (PDM) conversó con Luisz Olmedo Martínez Zamora (L.M.), director general de Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Martínez Zamora es ingeniero industrial egresado de la Universidad Nacional de Colombia, con una Maestría en Ambiente y Desarrollo, una Especialización en Economía Ecológica y un postgrado en Construcción de Paz y Acción sin Daño. Su experiencia se extiende a organismos internacionales como la ONU y la Unión Europea, además de haber sido director del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis, asesor en la Comisión de la Verdad y docente universitario.
En esta entrevista, reflexiona sobre los retos de proteger los parques en contextos de riesgo, la necesidad de diálogo territorial, y el papel de la sociedad en el cuidado de la vida y los ecosistemas.
PDM: ¿Qué significa abrir una sede territorial de Parques Nacionales en Villavicencio?
L.M.: Una gran felicidad. Es un sueño que habíamos cultivado quizá hace medio siglo. Una sede de Parques Nacionales para la Orinoquia es una oportunidad para el encuentro de la sociedad en su conjunto, una sociedad que cuida uno de los territorios más biodiversos de Colombia: la Orinoquia, el arco amazónico, la confluencia entre Chiribiquete y ahora el Parque Manacacías. Pero también, obviamente, es un espacio en donde se va a facilitar la gestión de Parques Nacionales.
PDM: ¿Cuál es esa gestión?
L.M.: En parte es administrativa, pero también —y muy poderosamente— para la sociedad. Queremos que esta sede sea un punto de encuentro.
PDM: ¿Qué se encontrará allí?
L.M.: Esperamos tener en la primera planta una especie de sala de ventas. Queremos que, en varios de los sitios que ya están hoy adaptados, funcionen aulas o salas de reunión, para que muchas de esas comunidades o diferentes actores puedan tener encuentros. También aspiramos a que un proyecto que tenemos, llamado Universidad de los Parques, funcione en instalaciones como esta, en la que, si tú quieres tomarte un café, puedes acercarte a la sede de Parques y vas a encontrar cafés de toda Colombia.
PDM: ¿Es una sede propia?
L.M.: Por primera vez tenemos una sede propia, y la adquirimos gracias al financiamiento de la Cooperación Alemana, en particular de KfW (Kreditanstalt für Wiederaufbau, banco de desarrollo alemán), que ha facilitado los fondos para un proyecto muy importante que tenemos: Conservación y Biodiversidad en Áreas Protegidas.
PDM: Llegan con una sede propia en un momento complicado para la región y para funcionarios de Parques Nacionales, que muchas veces reciben amenazas en un territorio que, infortunadamente, no ha podido abandonar el conflicto en zonas de reserva.
L.M.: Efectivamente. Siempre la labor de cuidado de la vida es una labor que convoca el concepto de límite. Es decir, hasta dónde puedes expandir la ciudad sin que se acabe el agua, hasta dónde se puede cultivar sin que se agote el suelo, hasta dónde puedes aprovechar un bosque sin que desaparezca y la vida se extinga. Los límites de una sociedad están asociados a los límites que se pueden poner para cuidar la vida y la naturaleza. Parques Nacionales representa eso: un ejercicio de organización, de autoridad. Por eso enfrenta algunas tensiones, pero la apuesta es la misma: hay que seguir cuidando. Nuestra labor es cuidar la vida, avanzar sin descansar en el cuidado. Yo creo que Parques Nacionales —la entidad, sus funcionarios, los guardaparques— son un ejemplo de coherencia, entrega y compromiso. Y, entre otras cosas, son gente de la misma región; también vienen de otras regiones, lo cual es bello. Sí, es un momento difícil, pero también es un momento de no anteponerse al miedo, sino a la esperanza.
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PDM: Se habló del diálogo como elemento esencial para articular mecanismos institucionales que beneficien a los que están en territorio cuidando la naturaleza. ¿Cómo concretar esa idea?
L.M.: Tenemos que escuchar más y construir más acuerdos. Estamos proponiendo que la sociedad, en su conjunto y en los diferentes territorios, piense hacia dónde quiere ir, hacia dónde irá ese futuro. Nos vamos a dar cuenta de que, en el lugar al que queramos ir, tenemos que cuidar la naturaleza. Ahí hay que firmar un pacto de acuerdos territoriales, pero también una convergencia en la intervención de la sociedad. Ahí está el Estado; en el Estado está el Gobierno, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil. Este departamento es muestra de ello: la mayor extensión de áreas de reserva de la sociedad civil está en el Meta. Es un indicador muy importante. Tenemos áreas protegidas muy relevantes —quizá el segundo departamento con mayores áreas protegidas en el país—. Es un territorio de mucha riqueza. La pregunta es: ¿qué hacemos en un territorio tan rico? ¿Lo destruimos o lo cuidamos y vivimos eternamente con él?
PDM: ¿Parques Nacionales tiene las herramientas legales contra quienes quieran afectar esas reservas?
L.M.: Sí, claro. Tenemos las herramientas legales y también las herramientas racionales. Sin embargo, hay una herramienta que le hace falta a la sociedad, y es querer hacerlo; las herramientas de tipo espiritual, si quieres. Nadie cuida lo que no siente que es suyo, nadie cuida si siente que su mundo es uno mismo y no hay un bien común, si no hay un “nosotros” en el corazón. Una herramienta con el egoísmo no la tenemos, pero convocamos a ese diálogo que incluya, que encuentre límites, que proyecte propuestas más innovadoras, que deje atrás el pasado, que renuncie a la violencia.
PDM: ¿Parques Nacionales vigilará que en los parques del Meta haya un poco de control frente a la capacidad de carga?
L.M.: Parques Nacionales tiene una función y la debe cumplir. Nosotros hacemos promoción, vigilancia y control como una actividad misional. Pero también, desde un punto de vista misional, queremos promover un modelo de desarrollo que respete la naturaleza. Queremos trabajar con las cadenas del turismo. Estamos proponiendo hacer mesas del turismo, en donde se sienten los diferentes actores: operadores turísticos, de transporte, logística, alimentación, guianza… También se integran los colegios y universidades, porque cuando la sociedad se pone de acuerdo y tiene unos vectores que debe respetar, hay una posibilidad. Pero si todos llegan a la mesa, todos quitan y nadie pone, todos comen y nadie siembra, va a llegar el punto en el que la naturaleza se acaba. Entonces sí, estamos haciendo control, pero el control más poderoso se llama convencimiento y cultura. Hay culturas —en Colombia lo podemos ver— que han decidido no dañar. La reserva de la sociedad civil y mucha de la actividad ecoturística que se hace en parques es respetuosa. Entonces, hay que fortalecer esa estrategia sin lugar a duda.
PDM: ¿Qué representa el departamento del Meta para Parques Nacionales?
L.M.: Es un departamento muy importante en el Sistema de Parques Nacionales. No existe un parque más importante que otro. Todos los parques de Colombia tienen una singularidad, una especialidad de biodiversidad que cuidamos. Me sirve para decir que la responsabilidad de Parques Nacionales Naturales en el mundo es cuidar las áreas de mayor biodiversidad. Hay departamentos cuya riqueza natural es impresionante, entre esos, el Meta. Una muestra de ello es que aquí tenemos varios parques nacionales: Sumapaz, Tinigua, La Macarena, Picachos, Manacacías; colinda con el gran Parque Chiribiquete, con la Reserva Nukak, colinda con Chingaza… En ese concierto territorial, es un departamento muy rico. Gran parte de la dinámica hídrica a nivel global depende de la Orinoquia.
PDM: Un mensaje para quienes están cerca de los parques nacionales, para quienes habitan en ellos…
L.M.: El mensaje es que vamos a cuidar y a soñar. Soñar no es solo mi vida hoy, sino la vida que quiero en un futuro. No se vale ganar hoy y perder el futuro, porque el futuro es largo.
PDM: ¿El Plan Nacional de Desarrollo gira en torno al agua?
L.M.: Cuando habla de “Colombia, potencia mundial de la vida”, creo que corresponde a la realidad. En el país es muy triste decir “Colombia no es potencia mundial”, pero, además de eso, lo vuelve práctico cuando dice que hay que ordenar el territorio alrededor del agua. No alrededor de las cuencas, no alrededor de los municipios ni de la cultura, sino del agua. Eso significa que hay un ciclo que nos organiza. Si seguimos ese ciclo, hay que darle prioridad. Y ahí vamos a encontrar los parques nacionales y las áreas naturales en un lugar privilegiado. Todo el resto del país lo podemos modificar, pero no donde nace el agua y circula el agua.
