viernes, 11 de julio de 2025
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No seguir culpando a la montaña | Editorial


No seguir culpando a la montaña | Editorial 1
RP
Redacción PDM

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Julio Fierro, el llanero que actualmente es director del Servicio Geológico Colombiano, en entrevista con PDM esta semana, nos hizo caer en la cuenta de un detalle que para quienes vivimos en el Piedemonte Llanero es normal, pero en definitiva no lo es: ver correr las aguas de los ríos con color rojizo.

Esa tonalidad que incluso da para componer poemas llaneros, no es otra cosa que la consecuencia de la inestabilidad de las montañas en toda la zona, las cuales dejan caer sus sedimentos sobre los caños y quebradas y son arrastrados cientos de kilómetros río abajo.

El detalle no es menor, pues cincuenta años después de la tragedia de Quebrada Blanca, los derrumbes en la vía al Llano y la inestabilidad del acueducto en Villavicencio, seguimos echándole la culpa a las montañas y ser casi impotentes ante las circunstancias geológicas del Piedemonte.

Si bien las fuerzas de la naturaleza son incontrolables, no significa que no podamos adaptarnos a las condiciones particulares que tiene nuestra región. Pese a las voces críticas, las obras de infraestructura deben seguir construyéndose, por más complejas que sean las circunstancias.

Condiciones que tienden a empeorar, porque además de los contextos geológicos de las montañas, también debemos empezar a tener en cuenta el cambio climático que, como vimos, pasó por un Fenómeno de El Niño el cual siguió descargando agua sobre las montañas y sobre la vía al Llano, seguido ahora de La Niña que aumentará la pluviosidad.

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La geología de la región llanera es compleja y desafiante. Las condiciones cambiantes de la montaña, junto con el impacto del clima, requieren que adaptemos nuestras estrategias. En lugar de “culpar a la montaña”, que seguirá moviéndose, debemos comprenderla mejor y trabajar en armonía con ella y con esas fuerzas de la naturaleza.

De ahí que los estudios científicos que se hacen sobre el deslave de Quebrada Blanca en 1974, y posiblemente sean entregados en diciembre de este año, aunque tardíos, hoy cobran más vigencia que nunca, pues con seguridad nos enseñarán a no cometer errores en la planeación y diseño de las obras que se construyan no solo en la carretera Bogotá-Villavicencio sino en todas las zonas de montañas de la región.

Un buen homenaje que se rinde a los cientos de víctimas que han dejado los derrumbes en la vía al Llano, es que en verdad aprendamos de los errores y seamos capaces de no repetirlos y preverlos.

De la entrega de esos informes estaremos atentos pues consideramos que la educación pública puede ayudar a crear conciencia sobre la importancia de la adaptación y la sostenibilidad.


RP
Redacción PDM


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