Paz y perdón en el corazón, la historia de don Jairo Garay en la velatón

RP
Redacción PDM
- Publicado en Jun 18, 2025
- Sección Región, Lo Mas Reciente
Luego de esquivar la lluvia que se desbordó sobre Villavicencio el martes en la tarde, don Jairo Garay Quimbaya se abrió paso entre la multitud de la iglesia con una pancarta en mano, símbolo de su lucha como una de las víctimas del conflicto y hablando de reconciliación.
Llegó a la velatón en un bus con una delegación desde Fuentedeoro, movido por la necesidad de que su voz resaltara junto a otros metenses que, como él, han sido tocados por la violencia.
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Solo con su pancarta y una voz quebrada por la emoción, Jairo expresó su anhelo más profundo: «Que haya paz en mi país, sin ningún distingo de ideas. Nosotros todos somos colombianos, queremos es la paz, la unión, la comprensión».
Aunque pasó casi inadvertido, sus palabras, con ese acento campesino sincero y honesto recordó que la verdadera fuerza de una nación radica en su capacidad para perdonar y seguir adelante.
La historia de Don Jairo es un reflejo de la tragedia que ha vivido Colombia. Varios de sus familiares fueron asesinados en Arauca y tuvo que huir al Meta hace 18 años para salvar su vida.

A pesar del dolor, su fe y su determinación lo llevaron a unirse a la Mesa de Víctimas, desde donde clama por justicia y paz.
«Yo sufrí mucho porque me mataron a varios familiares. Yo ya perdoné, fue un hecho que perdí hermanas, hermanos pero ahora estoy aquí, vivo», dijo con una mezcla de dolor y resignación.
En medio de la multitud que se congregó para la velatón ‘Una Luz por la Vida’, la presencia de Don Jairo fue un recordatorio poderoso de que la paz no es solo un ideal, sino una necesidad urgente.
Su pancarta, visible entre la multitud, fue un grito silencioso que resonó en el corazón de todos: «Busquemos la paz y el entendimiento. Pidámosle a mi Dios que nos dé la paz».
Con una sabiduría nacida del sufrimiento, Don Jairo nos recordó que el perdón es el camino hacia la sanación y el cambio. «A mí me mataron varios familiares, pero he perdonado porque así seremos todos perdonados y el país empieza a cambiar». Sus palabras son un llamado a la reflexión y a la acción, un recordatorio de que la paz es posible si nos unimos en torno a ella.
En un país donde la violencia ha dejado cicatrices profundas, la voz de Don Jairo Garay Quimbaya es un faro de esperanza. Su presencia en la velatón fue un testimonio de la resiliencia del pueblo metense y de su determinación para construir un futuro más pacífico y justo.
Como él mismo dijo: «Que en mi país haya paz y no violencia porque con ella el país no avanza y el país lo que necesita es tranquilidad y trabajo y estudio».
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