Puerto Rico: entre leyendas y sueños

En este municipio del sur, los planes pasan por incentivar el turismo para ampliar desarrollo económico.

Los rumores dicen que en la Laguna de San Vicente, en Puerto Rico, hay pescadores que han visto a El Mohán y han escuchado a El Silbón. No son historias de ahora, sino relatos que los pobladores conocen desde hace tiempo y a los que ya están tan acostumbrados que los cuentan a los visitantes cuando los llevan a conocer el parque natural regional de casi 500 hectáreas que se conformó alrededor de la laguna. Este parque, al que se puede llegar por tres distintas vías de acceso terrestre y por una vía fluvial, es uno de los mayores atractivos de Puerto Rico, un municipio que, al igual que otros en el sur del departamento del Meta, le está apostando al turismo como una estrategia para fortalecer la economía y construir cadenas de valor.

El trabajo hasta ahora comienza, pero tiene a favor algo que muchos destinos turísticos envidiarían: en el lugar donde el río Ariari desemboca en el Güejar, a veinte minutos del casco urbano, pueden avistarse delfines rosados. Y eso no es un rumor, sino una certeza que los habitantes sacan a relucir cuando enumeran las maravillas de su municipio.

La oportunidad de conocer las toninas depende en gran medida, claro está, de que los animales decidan dejarse ver, pero el recorrido fluvial por el Ariari es de por sí una experiencia que varios grupos de turistas ya han disfrutado y sobre la que se basan las expectativas de crecimiento del sector turístico.

Así lo explica Iván Andrés Fuentes Molina, coordinador local de Turismo de la Secretaría de Gobierno de Puerto Rico, quien rememora que fue apenas en mayo del 2018 cuando se decidió reactivar los esfuerzos institucionales para integrar la iniciativa de los actores del sector turístico.

A partir de aquella reunión, en la que participaron el Instituto de Turismo departamental y Cormacarena, se creó Asotur, una asociación que priorizó el trabajo en renglones como las fincas ecoturísticas, el transporte fluvial y terrestre, las artesanías y los bienes y servicios.

En esta última categoría nació Puerto Rico Tours, una empresa operadora de la que hacen parte actores públicos y privados y que en noviembre del año pasado participó en la organización de una caravana que llevó un grupo de turistas a Puerto Rico.

Retos Según Iván Fuentes, los retos de la empresa, además de la obtención del Registro Nacional de Turismo, que está en proceso, son la realización de convenios con grandes agencias, el fortalecimiento de las operaciones de mercadeo y caracterización oficial de los atractivos turísticos, entre los que se encuentra también la laguna del Amor, uno de los sitios preferidos por los pobladores para tomarse fotos por la armonía del paisaje. Sin embargo, hay temas pendientes por resolver.

Lo dice Fabio Ávila Garavito, que tiene su finca al pie de la laguna de San Vicente y participó en la creación de la primera asociación de fincas agroturísticas hace casi seis años. Don Fabio cuenta que en los años anteriores, durante la época decembrina, los visitantes llegaban a la laguna de San Vicente a preparar el tradicional sancocho en la playa del río, y dice que las restricciones que se han dictado para evitar la contaminación del lugar han disuadido a algunas personas de visitar la zona.

“Pero yo sé que si aquí montamos algo bien, aquí va a haber turismo todos los días, porque la gente quiere conocer la laguna de una manera u otra”, agrega don Fabio, que en su finca ha encontrado varias reliquias de la etnia Guayupe que están en el museo de Fuentedeoro, lo cual le permite afirmar que en su predio habitaron comunidades precolombinas. A estas alturas, don Fabio es uno de los que dice que ha escuchado la leyenda de El Mohán, algo que, a su juicio, le da encanto a la laguna. “En una época sí se presentó, dice la gente. Yo nunca me lo encontré. Quisiera encontrármelo para ver qué dice”.