jueves, 9 de mayo de 2024
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Aguinaldos: una tradición que se desvanece


Aguinaldos: una tradición que se desvanece 1
Los juegos de aguinaldos se jugaban, en su mayoría, durante las novenas.
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Redacción PDM

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Aunque la nostalgia por estas costumbres persiste, muchos se preguntan si es posible rescatar esta práctica y devolverle su lugar en las festividades navideñas.

Por Valentina Mejía

Los aguinaldos, con sus juegos alegres y espíritu festivo, solían ser el alma de las celebraciones navideñas en muchos hogares. Desde el juego de ‘tres pies’, que desafiaba la coordinación, hasta el intercambio de regalos en ‘dar y no recibir’, que retaba la concentración, eran actividades más que simples juegos, pues se convertían en hilos que tejían memorias y un sentido de comunidad.

Sin embargo, a medida que la tecnología avanzó y las dinámicas sociales cambiaron, la participación en estas tradiciones se fue desvaneciendo. Las redes sociales han alterado la forma en que las personas interactúan durante las fiestas, reemplazando en algunos casos las reuniones familiares por conexiones virtuales.

Las prácticas del ‘sí y no’ y ‘hablar y no contestar’, que llenaban los hogares con risas y camaradería, se ven ahora eclipsadas por la comodidad de los dispositivos electrónicos. Los niños, que antes corrían emocionados para participar en los juegos de aguinaldos, ahora pueden estar más interesados en las pantallas de sus dispositivos.

El resultado es una pérdida de una tradición que fomentaba la interacción cara a cara, la cooperación y la diversión sin complicaciones. En lugar de eso, nos encontramos en una encrucijada donde las conexiones digitales amenazan con relegar estas experiencias únicas, a meros recuerdos.

Quien ganara un punto debía gritar: “¡mis aguinaldos!”, y reclamaba un regalo quien más puntos obtuviera durante el tiempo que acordaron jugar el aguinaldo.

Entre los juegos más populares estaban:

‘Tres pies’: consistía en poner un pie en medio de los dos pies del oponente, cuando estuviera distraído. Ganaba el que más acumulara ‘tres pies’.

‘Hablar y no contestar’: en este aguinaldo se debía eludir cualquier pregunta o diálogo con el fin de evitar una conversación con el contrincante. El que contestara, perdía.

‘Con su permiso me siento’: un desafío a ser bien educados, pues se debía pedir permiso para sentarse y perdía quien se sentara sin haber pedido permiso y sus rivales lo descubrieran.

‘El beso robado’: el juego debía ser en parejas hombre-mujer, especialmente cuando había confianza o un gusto mutuo. Al estar la otra persona completamente descuidada, se aprovechaba para darle un beso en la mejilla, la frente o la boca de acuerdo a la apuesta.

‘El sí y el no’: cada persona debía elegir una de las dos opciones para responder de esa manera a cualquier pregunta. El objetivo era que la otra persona se equivocara de respuesta, con lo cual perdía.

Pajita en boca’: este juego era uno de los más populares. Se trataba de tener algo en la boca, (un dulce o un pedazo de papel), y cuando alguno de los participantes dijera “¡pajita en boca!”, las personas deberían abrir sus bocas y mostrar el dulce o papel o algo dentro de la boca. Si alguno de los participantes no tenía el elemento en su boca,  debía cumplir alguna penitencia o, también, darle un aguinaldo a la persona que lo descubrió con la boca vacía.


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Redacción PDM

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