Coltán: la realidad detrás del ‘oro azul’ en el Guainía

Conocido por ser usado para la producción de dispositivos electrónicos, este mineral se ha convertido en la fuente monetaria de comunidades indígenas y la financiación de grupos ilegales.

Por Lina Herrera

Lejos de ser parte de las extensas tierras africanas del Congo, la extracción de coltán es una realidad que desde hace varias décadas se mantiene presente en el departamento del Guainía, convirtiéndose en una alternativa económica para la comunidad y a su vez en un impacto negativo para el medio ambiente.

Como el famoso dicho “no todo lo que brilla es oro”, en el caso de este deseado mineral, no toda arena negra encontrada es coltán.

Para entender más de todo lo que abarca la existencia de este elemento en la región hay que conocer sus propiedades. Este mineral en particular está compuesto por dos minerales: la columbita y la tantalita. Según el geólogo Amed Bonilla, estos son una serie de minerales que cambian su composición entre niobio y tantalio.

“En Colombia se generalizó mucho ese término de ‘coltán’ y no solo se le llama así a esa serie de minerales sino a cualquier mineral que tenga niobio y tantalio, porque hay muchos minerales que pueden tenerlos aparte de la columbita y tantalita. Por ejemplo, aquí en Colombia he encontrado un mineral que se llama Rutilo y que tiene niobio”, aclaró Bonilla.

Es complejo reconocer a simple vista si un mineral realmente es coltán, ya que los elementos mencionados también presentan una gama de colores oscuros.

“A cualquier arena negra que encuentran en el oriente colombiano han intentado comercializarla como si fuera coltán o como si fuera un mineral de niobio y tantalio, pero mucha de esa arena negra no lo es. Por ejemplo, un mineral que se llama ilmenita, o la magnetita, los cuales son muy comunes y realmente no tienen como mayor valor económico”, agregó.

Para la extracción y comercialización de estos minerales es necesario de ciertos títulos mineros. Sin embargo, diversas comunidades hacen caso omiso y lo realizan de manera ilegal, una de ellas es la comunidad guainiana del resguardo indígena Remanso – Chorrobocón, ubicada en cercanías a los Cerros de Mavicure, la cual según investigadores de la Universidad Nacional en su artículo ‘Chorrobocón entre la minería artesanal y los peligros de la radioactividad’, se interesan especialmente en obtener oro, pero no son ajenos al auge del coltán pese a que los resultados son pequeños y difíciles de hallar.

Pese a estar inmersos en una minería artesanal, en el 2021 la Agencia Nacional de Minería (ANM) aprobó 13 propuestas que abarcaban contratos de concesión minera para oro y sus concentrados en dicha comunidad. Sumado a esto, están en búsqueda de legalizar extracciones de otros minerales.

El geólogo Bonilla, califica como sencillo el proceso de extracción:

“Los minerales se encuentran como arenas e incluso en un tamaño un poco más grande, se le suele llamar ‘gravas’ y están en depósitos de los ríos, tú los puedes encontrar en la arena del cauce de los ríos, en la playa de los ríos o también como selva dentro en lugares por donde antes transitó alguno de los ríos. Coges una muestra, lavas la arena/grava para quitar los minerales que son normalmente más livianos o de colores claros y al final quedas con un concentrado que es negro, por eso se les llama ‘arena negra’, ese concentrado es el que se comercializa”.

Bonilla indicó que, en Inírida, capital del Guainía, se encuentra una empresa que compra el kilo de arena negra a 20 mil pesos, sin importar si contiene niobio o tantalio.

También relató que años atrás, la arena negra llegaba a Bogotá para ser comercializada.

“Conocimos de mucha gente que compró muchas toneladas y las tenía acopiada o en algunas bodegas. La problemática es que como eran arenas ilegales, comercializarlas traía problemas y peor aún porque hay que exportar ese material, aquí en Colombia no se puede hacer nada con esos minerales porque no tenemos las plantas ni la tecnología para transformarlas en materia para uso”.

La huella de los grupos armados organizados (GAO)

El 9 de febrero, la Defensoría del Pueblo emitió una alerta temprana en donde señalaba el accionar del frente José Daniel Pérez del ELN y disidencias de las FARC con el frente Acacio Medina en el Guainía, afectando a habitantes de Inírida y áreas no municipalizadas como Cacahual, Puerto Colombia, San Felipe y La Guadalupe. Según la alerta, los GAO se estarían financiando con la extracción ilegal de oro y coltán.

En la alerta también especificaban que “una vez el coltán es obtenido, es transportado a ciudades como Bogotá y Villavicencio, donde, según cifras ofrecidas por la Fiscalía General de la Nación, se puede vender entre US$350 y 650 el kilo. El coltán tiene un precio hasta 10 veces mayor en los mercados internacionales”.

Teniendo en cuenta esta información, Periódico del Meta consultó al coronel Livio Castillo, comandante de la Región de Policía N°7 y manifestó que la semana pasada se llevó a cabo una reunión en donde se sostuvo el tema.

“Grupos al margen de la ley están vinculando a niños, niñas y adolescentes para pertenecer a esta agrupación. Igual, se hacen reuniones con los lideres de todas esas zonas, tanto lo urbano como lo rural y hasta el momento no tenemos conocimiento de denuncias. De igual manera estamos ante esa alerta trabajando con todas las autoridades departamentales y entes territoriales”.

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