Editorial | Mesetas, el futuro de la paz

El desplazamiento de los firmantes en Mesetas es un campanazo de alerta de lo que puede pasar con los Acuerdos de Paz. No es gratis que el propio presidente Gustavo Petro se haya apersonado de la situación y anunciara que en próximos días visitará la zona para evaluar alternativas de solución.

El ambiente está enrarecido. Esta semana, el mismo Rodrigo Londoño, presidente del partido Comunes, que recoge a buena parte de los firmantes, dijo en un evento de la Universidad Javeriana que: “Yo me sentía más seguro en el gobierno de Duque que en este, porque los otros (grupos armados) están muy envalentonados. Los grupos que se abrieron están tratando de ganar legitimidad diciendo que este acuerdo de paz fracasó. Quieren ganar legitimidad así y por eso las amenazas”.

Coincide el exjefe máximo de las Farc con lo que han venido denunciando en el sur del Meta ganaderos, campesinos y autoridades. Extorsiones, secuestros, asesinatos y la instrumentalización de la población para ejercer vías de hecho, ahora volvieron a ser parte del paisaje después de años de tensa calma. El propio gobernador, Juan Guillermo Zuluaga, ha denunciado en medios nacionales que la situación es compleja y lo expuso ante los demás gobernadores en la reciente cumbre de mandatarios en el Quindío.

“Hoy, las disidencias de las Farc tienen un control de territorio impresionante; el sur del departamento del Meta lo hemos perdido porque en el sur no podemos tener garantías en el proceso electoral. Hoy, las disidencias están citando a los candidatos; no hay uno solo que no se haya tenido que reunir con las disidencias de las Farc”, manifestó el gobernador del Meta.

Y aunque uno quisiera ser optimista, todo ha ido de mal en peor. El expresidente Juan Manuel Santos, gestor de los acuerdos dijo esta semana que “lo que sucedió en Mesetas, que es muy grave, es producto precisamente de no implementar el punto de las garantías de seguridad en el acuerdo de paz”.

Es por eso que las decisiones que se tomen para resolver el problema, el cumplimiento de los compromisos, cómo se socialicen y la manera en que se ejecuten determinará en gran medida cómo firmantes de otros Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) siguen confiando en la implementación de lo que se acordó.

El Meta fue escenario del conflicto; lo fue de la libertad, con los procesos de entrega de los secuestrados; de la dejación de las armas de las Farc y ahora es territorio fundamental para explorar salidas que permitan demostrar que la paz, con el principal grupo subversivo, fue más que el espectáculo mediático.

Mesetas necesita de decisiones estratégicas y sin apasionamientos ideológicos.