El gusto por la lectura crece en Villavicencio
- Publicado en May 02, 2019
- Sección Villavicencio
Los hábitos por la lectura han cambiado y varios fenómenos indicarían que en Villavicencio hay una tendencia a leer cada más. ¿Quiénes lo hacen? ¿Por qué?
La presentación de más de 17 libros de producción metense en la actual Feria del Libro de Bogotá, contando los de contenido académico e investigación de algunas universidades, demuestra que aunque sea de manera tenue empieza a despertarse un interés hacia la producción intelectual de escritura tal vez sin precedentes en la región.
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A esta participación en el evento de libros más importante del país, se suma un fenómeno que ha pasado casi inadvertido para la mayoría: el creciente número de visitantes a las bibliotecas y el préstamo de textos entre jóvenes y adultos en las dos principales bibliotecas públicas de Villavicencio y sus centros satélites.
Mientras en el 2017 se prestaron 4.003 libros en la biblioteca municipal Germán Arciniegas, para el año pasado los usuarios se llevaron 6.358 textos para la lectura y este año ya van 1.723. De 49.386 usuarios que tuvo este lugar en el 2016, el año pasado se llegó a 148.202 visitantes, contando las ubicadas en los barrios Emporio, Retiro y Porfía.
La biblioteca departamental Eduardo Carranza, comparada con años anteriores, suma entre 2017 y 2018 más de 6.387 préstamos de libros y una participación, solo el año anterior de casi 7.000 jóvenes y adolescentes en actividades de promoción y animación de lectura.
¿Qué hay detrás de este fenómeno?; pese a las creencias ¿a los llaneros sí les gusta leer?
Tanto para Richard Pérez, bibliotecólogo de la Eduardo Carranza, como Yamid Leyva, coordinador de la Germán Arciniegas, las actividades y demás eventos que se hacen a lo largo del año para atraer más visitantes a las bibliotecas, así como las actividades externas en municipios y barrios respectivamente, son la clave para que las personas estén leyendo más.
“Si nos quedáramos solo prestando libros detrás de una estantería no sería suficiente. Aquí lo que hay son estrategias tendientes a llevar los libros a los parques, a los polideportivos y allá donde se necesiten por fuera de los muros de la biblioteca”, explica Pérez.
Por su parte, Leyva opina que se ha estigmatizado a los jóvenes en formación que sí leen así sea en internet y no necesariamente compran o van a leer un libro a la biblioteca.
“A pesar de que la biblioteca no está en el ADN social de la mayoría de los llaneros, como sí lo están la discoteca, el cine y otros entretenimientos, y de anunciar la desaparición del libro por la llegada de las nuevas tecnologías hay personas que están en proceso de formación lectora y son los que se deben tener en cuenta”, dijo el coordinador de la Biblioteca Germán Arciniegas.
También
para el investigador German Rey, la
lectura es un asunto de la sociedad y a la vez una elección muy personal. Por
eso las políticas para aumentar y cualificar la lectura pasan por un conjunto
de estrategias que van más allá de la escuela. Pero la educación es uno de los
lugares más importantes para la formación de hábitos lectores.
“La predisposición positiva de los niños y las
niñas entre 5 y 10 años hacia la lectura, comprobada por estadística, es un
capital humano invaluable y un punto de partida para procesos integrales de
desarrollo de la lectura en la escuela. Como lo es la vinculación escolar de
los jóvenes al leer, así pesen demasiado los requerimientos del deber”, dice
Rey quien por estén motivo valora las acciones que hay para que los niños vayan
a las bibliotecas o viceversa.
‘Al aire libro’
Una escena poco frecuente se observó el pasado 21 de marzo durante la actividad de ‘Al aire libro’ que se realizó en el polideportivo de la cuarta etapa de La Esperanza: Casi 400 jóvenes estudiantes se reunieron para leer el libro que ellos gustaran en la posición que desearan.
El resultado fue una imagen emotiva en el que los jóvenes dejaron a un lado las pantallas de sus celulares y empezaron la lectura de sus textos preferidos, sentados, acostados, de pie o en la forma en que desearan.
“Por más de dos horas estuvieron en una actividad que demostró que la disposición para leer en las nuevas generaciones existe pero debemos motivarla. Son procesos tímidos pero que valen la pena mantener”, dice Leyva.
Mientras que Pérez reafirma que “la libertad para dejar lo que los jóvenes quieran leer es clave pues no los podemos amarrar como a veces hacen en las escuelas en donde los obligan a analizar libros y que ellos le tienen apatía”.
Para Germán Rey, experto en comunicación, la lectura deberá ligarse a la creación en sus diferentes modalidades, entre ellos, por supuesto, la escritura y la escuela debe ser un ámbito público de valoración de un leer, involucrado con el debate y la reflexión, el placer y la autonomía.
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