“Es el agro, estúpido”

Cuando Clinton era superado por Bush en las encuestas de la campaña presidencial de Estados Unidos, uno de sus asesores anotó en un tablero: ‘cambio vs. más de lo mismo’, ‘No olvidar el sistema de salud’ y ‘La economía, estúpido’.

Son de esos temas que se escriben para no olvidar y trabajar al día siguiente, pero “Es la economía, estúpido” pegó tanto que terminó en eslogan de la campaña. Incluso, sin ser un insulto, pasó a hacer parte de la cultura política de ese y otros países.

Trascendió a otros asuntos: “Es la política, estúpido”, “son las instituciones, estúpido”, “es la gente, estúpido”, “es la cultura, estúpido”, “es el recurso humano local, estúpido” y otros. Para no sentirnos estúpidos ni agredidos, es como decir “qué tonto soy”, “no demos más vueltas, el tema clave está ahí”.

Los temas estratégicos de gobierno son complejos, pero hay que priorizarlos con inteligencia para no aumentar su complejidad; trabajarlos como el camello de Picasso hecho en un solo trazo, hoy símbolo de la simplicidad de fábricas de aviones. No problem si dicen “Es el agro, estúpido”.

Es un gran acierto priorizar el agro, principal sector para el desarrollo económico y social de la región. El que más aporta a la economía (17%) y al empleo (26%). Aprovechar el petróleo para diversificar la economía y generar empleo a partir del agro. “Es el agro, el turismo y el trópico, estúpido”.

El territorio rural es más que la producción tradicional. Es también ecoturismo y productos del trópico por explorar. Es gente con sus emprendimientos y carencias sociales también. No necesitamos edificios inteligentes, sino gobiernos inteligentes que proyecten el potencial agroindustrial regional, uno de los más importantes de Latinoamérica, e implementen un plan integral para el agro de clase internacional.

No una agenda de reacción, eventos, donación de gallinas y elefantes blancos, pues ahí sí correríamos el riesgo de caer en la tontería. Hay optimismo.