Estado colombiano firmó acuerdo por asesinato del periodista Julio Daniel Chaparro

Después de más de tres décadas de dolorosa espera, la familia del periodista Julio Daniel Chaparro, quien dejó una profunda huella en Villavicencio durante sus años de trabajo para la Revista Oriente, y la del fotógrafo Jorge Torres Navas, han alcanzado un acuerdo de solución amistosa con el Estado colombiano.

Este pacto, formalizado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), representa un paso significativo hacia el reconocimiento de la responsabilidad estatal en el doble homicidio ocurrido hace 34 años.

La falta de avances en la investigación había llevado a la Fiscalía, en 2020, a acusar únicamente a los líderes del ELN, alias Gabino, Pablo Beltrán y Antonio García. Ante la persistente falta de respuestas concretas a nivel nacional, las familias Chaparro y Torres acudieron a la justicia internacional en 2010, buscando una luz de esperanza en la CIDH.

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Finalmente, este gobierno ha dado un paso al frente. Yebrail Haddad, director de defensa jurídica internacional del Estado, calificó el acuerdo como un acto de «humanidad, dignidad y respeto», rindiendo homenaje a la memoria de Julio Daniel y Jorge. Subrayó el firme rechazo del Estado a la violencia contra los periodistas y se comprometió a «buscar garantizar que nunca más un periodista sea asesinado por ejercer su labor». Dentro de los acuerdos pactados, se destaca el compromiso de llevar a cabo una investigación mucho más exhaustiva del crimen.

«Desde la FLIP, reconocemos el acuerdo de solución amistosa firmado hoy ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por parte del Estado colombiano y representantes de los familiares de Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres, periodistas asesinados el 24 de abril de 1991. 34 años después del crimen, esta decisión representa un avance significativo en materia de justicia, al reconocer la responsabilidad del Estado colombiano y comprometerse a reparar integralmente los daños morales, materiales e inmateriales ocasionados por el doble homicidio», escribió  la ONG activista de los derechos de la prensa.

Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres eran periodistas de El Espectador. El 24 de abril de 1991 llegaron a Segovia, Antioquia, para escribir sobre la memoria que sus habitantes conservaban de la masacre ocurrida allí en 1988, como parte de la serie de crónicas “Lo que la violencia se llevó”. En Villavicencio, Chaparro también acompañó el proceso de fundación de Entreletras, que con los años se ha convertido en una del as editoriales independientes más importantes del país.

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El impacto emocional de este largo proceso se hizo palpable en las palabras de Daniel Chaparro Díaz, hijo del periodista. Conmovido, recordó su frustración al buscar respuestas en fiscales que demostraban una alarmante falta de diligencia. «Pensé en la justicia como un perro chiquito, torpe y distraído que da vueltas para morderse su diminuta cola… Se dice fácil, pero es ignorancia, incompetencia, impunidad», lamentó. Sus preguntas sobre las consecuencias del doble homicidio en Segovia y la magnitud del silencio que lo rodeó aún resuenan.

Este acuerdo de solución amistosa no solo busca reparar el dolor de las familias, sino que también representa una oportunidad para que el Estado colombiano avance en el esclarecimiento de este crimen que marcó profundamente al periodismo nacional y a la comunidad de Villavicencio, donde Julio Daniel Chaparro ejerció su labor con pasión y compromiso. La promesa de una investigación más exigente abre una nueva etapa en la búsqueda de verdad y justicia para Julio Daniel y Jorge.

Este artículo se realizó con información de El Espectador.