Guillermo Herrera Vargas | Opinión
- Publicado en Jul 25, 2021
- Sección Columnistas
Por Nelson López /Consultor
Si Guillermo Herrera Vargas hubiese realizado sus sueños de ser piloto o médico, habríamos perdido la oportunidad de conocer al maestro de la fotografía. En cualquier caso, volando o sanando, estábamos con la suerte de conocer un ser humano excepcional.
Con apenas ocho años llegó con sus padres y hermanos a Villavicencio, en 1940. Una familia noble y trabajadora de Fresno, Tolima, que buscaba un mejor futuro.
Había, entonces, una dinámica en la exploración de petróleo de las compañías Rubber y Shell. Una oportunidad para que su familia se dedicara con éxito al suministro de alimentos. Procesaban maíz y duro le tocó moler como hermano mayor, desde la madrugada a la luz de velas de sebo.
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Se estaba formando el hombre disciplinado, trabajador y entregado a su familia. Vinieron los embates de la violencia en 1948 y los apuros económicos. Dejó el estudio en la escuela. Había que seguir en la lucha por el bienestar de los suyos.
La vida le da un giro y llega a emplearse en la Fotografía Santamaría, con un sueldo de veinte pesos mensuales. La misma que años más tarde compró y convirtió en Foto Herrera, en el centro de la ciudad y en eje de su vida.
Fue cofundador del Cuerpo de Bomberos de Villavicencio con un rol a su manera: servicio, compañerismo y disciplina. Era tal su entrega que cuando sonaba la sirena salía apresurado a cumplir el deber de ayudar a los demás, sin importarle dejar la fotografía abierta. Nunca perdí algo, decía.
La foto en su estudio era también una breve tertulia sobre algún tema. Hace un año me envió un ‘negativo’ de una foto mía de los años 90. Su hijo Cesar la reveló, era recordar el paso de la vida de dos generaciones que cruzaron por sus ojos de artista.
Un privilegio haber conocido un maestro del arte de la fotografía y de la historia que bien plasmaba en su lente. Un amigo noble y un buena gente que vuela al cielo al reencuentro con Blanca, su esposa, dejando un legado y una familia a su imagen y semejanza.
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