Informe final de la Aerocivil revela causas y fallas en el siniestro que cobró la vida de dirigentes del Meta

- Publicado en Sep 03, 2025
- Sección Región
La Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil) publicó el informe final sobre el accidente aéreo ocurrido el 19 de julio de 2023 en el municipio de San Luis de Gaceno, Boyacá, en el que murieron seis personas, entre ellas reconocidas figuras políticas del departamento del Meta.
Las víctimas fueron el aspirante a la Gobernación del Meta, Felipe Carreño; la exsenadora Nohora Tovar y su esposo, Guillermo Pérez; el concejal de Villavicencio, Óscar Rodríguez; el diputado a la Asamblea del Meta, Dimas Pandales Barrero, y el piloto de la aeronave, capitán Eliodoro Álvarez.
La ruta del vuelo
La aeronave Cessna T210N HK5138G despegó a las 07:42 de la mañana del aeropuerto Vanguardia de Villavicencio con destino al aeródromo de Guaymaral, en Bogotá, bajo un plan de vuelo visual (VFR). Sin embargo, al aproximarse a la zona de Barranca de Upía, la tripulación enfrentó fuertes lluvias y escasa visibilidad.
Los radares registraron que la nave alcanzó entre 13.400 y 14.200 pies de altitud antes de iniciar un descenso abrupto. A las 08:18 de la mañana desapareció del radar y minutos después se confirmó su caída en la vereda Caño Tigre, finca La Esmeralda, en San Luis de Gaceno.

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Causas y factores del siniestro
El informe de la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes (DIACC) determinó que el avión ingresó a una tormenta en rápido desarrollo, lo que produjo turbulencia severa, pérdida de visibilidad y posible desorientación espacial del piloto. La combinación de aceleraciones verticales, velocidad superior a la de maniobra y maniobras de control provocaron una sobrecarga estructural que derivó en la rotura en vuelo.
Entre los factores contribuyentes la Aerocivil identificó:
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Deficiente gestión de riesgos e inadecuada planeación del vuelo.
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Decisión de continuar pese a las condiciones meteorológicas adversas.
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Premura por cumplir el itinerario, ya que el aeródromo de Guaymaral tenía programado un cierre parcial en su operación.
«Quizá sobre el piloto se creó una presión auto impuesta, ante el compromiso de transportar a los viajeros, personas importantes que se trasladaban a Bogotá a un evento significativo. También pudo influir en sus decisiones, el hecho de que el aeródromo de destino, Guaymaral, se cerraría para la operación a las 10:00 HL, según el NOTAM vigente; aunque el vuelo llegaría con tiempo suficiente antes del cierre, si el vuelo se regresaba a Villavicencio, tardaría varias horas hasta que pudiera salir nuevamente«, indica el documento.
Asimismo, de acuerdo con el informe final, estas circunstancias quizá afectaron el proceso de toma de decisiones del piloto, para que optara por continuar el vuelo y tratar de llegar a Guaymaral, pese a las anunciadas, evidentes y peligrosas condiciones meteorológicas presentes en la ruta.
«…el piloto era totalmente consciente de ellas, muy probablemente desde antes de iniciar el vuelo, y tenía la experiencia y conocimientos suficientes para discernir acerca de la situación. Aparentemente, el piloto tampoco evaluó de manera general ni metódicamente, otras circunstancias tales como las limitaciones propias de la aeronave (monomotor), el relativo alto peso de la aeronave (aunque en límites, con seis adultos a bordo) y la altura de la cordillera (Oriental) que debía cruzar», señala el informe.
Irregularidades con el piloto
El documento también reveló irregularidades en la habilitación del piloto. En el sistema SIGA se verificó que el 13 de julio de 2023 Álvarez presentó un chequeo en el equipo Cessna 210 con sus licencias de Piloto Privado (PPA) y Comercial (PCA), pero el trámite fue rechazado, ya que no se realizó ante el inspector de la Autoridad Aeronáutica ni ante un examinador designado.
Pese a ello, el capitán sumaba más de 5.000 horas de vuelo y cerca de 452 horas en aeronaves Cessna 210, en gran parte en la misma aeronave accidentada, lo que evidenciaba experiencia, aunque sin chequeo vigente al momento del accidente.

Hallazgos adicionales
La investigación también permitió establecer que la aeronave, fabricada en 1979, estaba al día en su mantenimiento y que el peso y balance del vuelo se encontraban dentro de los límites establecidos. Sin embargo, se descubrió que el plan de vuelo fue presentado por otro piloto distinto al que ejecutó el trayecto, lo que generó inconsistencias administrativas.
«La investigación determinó que el piloto accidentado no correspondía al mismo piloto que había presentado el Plan de Vuelo ante la oficina de Gestión Información Aeronáutica (AIM). Este último contaba con chequeo y habilitación para volar el equipo Cessna 210 de acuerdo a lo comprobado en la investigación. El Plan de Vuelo fue enviado por correo electrónico con hora propuesta de despegue a las
07:20 HL (…) Después del accidente, el Piloto que presentó el Plan de Vuelo informó a la investigación que, después de presentar el Plan de Vuelo, fue notificado que se cancelaría el vuelo, y por
esta razón, se retiró del aeródromo sin efectuar notificación alguna al AIM. Personal del AIM manifestó a la investigación que, al presentarse un Plan de Vuelo por correo electrónico, no se tiene forma de verificar si la persona que presenta el Plan de Vuelo es quien realmente efectuará el vuelo», exponen en el documento.
Cabe resaltar que, la Aerocivil enfatizó en el informe, que, aun cuando se identificaron discrepancias en la presentación y ejecución del vuelo por otro piloto, la gestión del Plan de Vuelo no tuvo relación causal con las causas del accidente.
El análisis de restos confirmó la desintegración estructural en vuelo: las alas, estabilizadores y superficies de control quedaron dispersos hasta 800 metros del fuselaje. Hubo además un incendio posterior al impacto en la cabina de pasajeros, controlado por la lluvia, y se concluyó que la magnitud del colapso estructural y la desaceleración hicieron imposible la supervivencia de los ocupantes.

Recomendaciones de seguridad
La Aerocivil formuló varias recomendaciones para reforzar la supervisión de los chequeos de pilotos y mejorar los protocolos de planificación de vuelos privados, con el fin de prevenir futuros accidentes.
«Reforzar los procesos y procedimientos de vigilancia sobre los aeroclubes y la aviación privada, enfatizando, motivando y vigilando aspectos tales como los siguientes: implementar dentro de los cursos regulares de tripulaciones, los conocimientos de meteorología, la correcta interpretación de los informes meteorológicos y de las imágenes del radar meteorológico a bordo, para facilitar el proceso de toma de decisiones para un vuelo seguro. Efectuar una adecuada planeación y cuidadosa ejecución de las operaciones, en la que se verifiquen las características particulares de cada vuelo frente a las limitaciones propias de la aeronave y las condiciones meteorológicas», puntualizó la autoridad de aviación.
Este informe cierra la investigación técnica de uno de los accidentes aéreos más dolorosos de los últimos años, no solo por la pérdida de seis vidas, sino también por el impacto político y social que dejó en el departamento del Meta.
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