La historia de la mujer de 92 años que brilló en el FICCI

En los campos de Medina, Cundinamarca, nació Ana Penagos Solano el 3 de febrero de 1933.  A sus 92 años, viajó a Cartagena para participar como actriz principal del cortometraje ‘Cachirre’, como parte de la programación oficial del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI).

Por Inelda Rodríguez

Ana Penagos Solano tiene casi la misma entereza de cuando era joven. Ríe con ganas, habal fuerte y por sus propios medios se moviliza con apenas la ayuda de un bastón.

Nunca imaginó que a sus 92 años se convertiría en actriz protagonista de una producción que se exhibió en la programación oficial del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI).

Creado por Andante Producciones, fue seleccionado por el jurado en la categoría ‘Cortos Colombia’, este cortometraje fue grabado en Villavicencio, cerca de Pompeya, en diciembre del 2022.

Mediante caminatas por la ciudad y voz a voz, el equipo de dirección de audición junto a Juan Miguel Gelacio quien dirigió y escribió el cortometraje encontraron a la señora Ana, le realizaron dos pruebas: una virtual y otra presencial, quedando finalmente seleccionada.

«Con una duración de 19 minutos con 20 segundos, el corto empieza a tener trayectoria y vida para muchos espectadores. Creo que eso es lo primordial, que nosotros podamos hacer que nuestra película llegue a más público, más allá de ganar premios. Sin embargo, ya es un gran logro haber sido seleccionados en el FICCI», menciona Natalia Giraldo, productora general del cortometraje ‘Cachirre’.

Para Ana Penagos, participar en este filme corto fue un recordar de su infancia, «yo era muy chica y todo esto fue muy bueno porque recordé. Me crie en el campo, la finca siempre me ha gustado, el ganado, montar a caballo, los cerdos, las gallinas, patos y de todo».

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«Me impactó haber llegado hasta aquí, porque nunca imaginé que a mis años fuera a participar en una película. Es una bendición de Dios que me haya dado sabiduría, aunque lo más difícil para mí fue aprenderme los guiones. Eso era hágale y hágale, se me olvidaban, pero ellos me tuvieron mucha paciencia», relata la protagonista del cortometraje.

Su vida, como la de casi todos, ha estado llena de altibajos, pero Ana la ha sabido enfrentar con valentía. A sus 15 años junto con sus hermanos, viajaron a Cumaral, sin estudio, pero con anhelos de salir adelante: «mi mamá se quedó en Medina con mi hermana. Nosotros, al viajar, conseguimos trabajo, yo fui mesera en restaurantes, hasta que un día llegué a Villavicencio».

Cuando tenía 20 años llegó a donde una familia que tenía un almacén de costura y la señora fue la que la impulsó a aprender a coser, y ella muy creativa e ingeniosa aprendió de este arte.

«Anita, si usted quiere trabajar sola trabaje, me dijo, pero yo no sabía casi hacer nada, porque ella hacía los cortes de noche y yo no sabía de eso. Sin embargo, como ella me ponía a coser cuando no estaba, yo les sacaba moldes a las cosas y de ahí fui aprendiendo. El primer vestido que me acuerdo haber hecho, fue uno blanco con azul y rojo para la niña de ellos», recuerda Ana.

A los 24 años conoció al papá de sus 4 hijos: Orlando, Alberto, Marta y Zoraida: «yo no era casada con él, después de tener a mis hijos, se consiguió otra novia y se iba a casar con ella. Lo pillé, pero no soy una persona grosera ni altanera así que me fui. Aunque mi hija Zoraida no tenía ni los 8 meses cuando le dio sarampión, fui a buscarlo a pedirle para llevarla al médico y me dijo que no, que se fueran muriendo...», menciona Ana.

Muchos son los hijos que crecen sin sus padres, sin embargo, esta mujer a pesar de los obstáculos, de ser madre soltera que no era común para la época, logró hacer profesionales a sus hijos: «él ya no me volvió a dar ni un peso para los pelaos y yo trabajé y trabajé como un buey», expresa Ana Penagos.

Salió favorecida para un lote y con el trabajo de costura logró hacer su casa en el barrio la esperanza.

«Cuando dieron los lotes, nos prestaban 4.000 pesos en materiales de esa época, que ahora son como $ 4.000.000, y fui construyendo la casa de a poquito», recuerda Ana Penagos.

Así fue como Ana con muchas dificultades, logró criar a sus hijos y ahora vive feliz con sus nietos y bisnietos y más aún viviendo la experiencia de verse en pantalla como actriz.

Protagoniza ‘Cachirre’, un corto que le da una mirada diferente al Llano, con una narrativa distinta con una historia de animales que se van perdiendo uno a uno en una finca, con el trasfondo de una bestia extraña.

“Nos encontramos cara a cara con la amplitud del llano, su generosidad aún en la canícula y su consecuente desamparo”, explican los productores del corto.