Pegados al celular, lejos de la realidad | Editorial

Esta semana se conoció el Reporte Digital Mundial 2023, un estudio realizado cada año por We Are Social, una agencia creativa líder en gestión de redes sociales. El informe suele ser completo y desde que se publicó el primero se ve una tendencia significativa en todos los casos de aumento desmedido por el consumo de las plataformas tecnológicas.

Hoy es difícil imaginarse un mundo sin redes sociales, y más aún después de los confinamientos de pandemia, cuando se convirtieron en la manera predilecta de estar comunicados a distancia.

Varios datos dejó el documento: Facebook (2.958 millones); YouTube (2.514 millones) y Whatsapp e Instagram (2.000 millones) son las redes sociales con mayor cantidad de usuarios en el mundo. Sin embargo, uno que impactó es que Colombia es el sexto país del planeta en el que sus habitantes diariamente pasan más tiempo conectados a redes sociales.

Si el promedio al día en el mundo es de 2 horas con 31 minutos, cada colombiano pasa diariamente 3 horas 32 minutos frente a su PC o celular viendo videos, post, memes y los millones de contenidos que circulan.

Cabe resaltar que los 10 primeros países cuyos habitantes se la pasan frente a sus equipos tecnológicos son naciones subdesarrolladas con altos índices de pobreza como Nigeria (que ostenta el primer lugar); Kenya, Argentina e Indonesia, entre otros.

Estar pegado a los equipos móviles también traerá consecuencias en la producción económica, la calidad educativa y el nivel de los profesionales en los países, no es casualidad que las naciones que menos se conectan a redes sociales tienen altos niveles de ingresos per cápita y excelentes resultados en las pruebas Pisa: Japón, Corea del Sur, Alemania y Bélgica, permanecen entre una hora y menos, en redes sociales al día, según el informe.

Además de las bases de datos, las redes sociales están capturando la interacción entre seres humanos, con efectos que bien podrían predecirse con solo sentarse en un restaurante o sitio público y observar detenidamente la manera en que las personas prefieren la fugaz entretención que da el celular a la conversación con sus compañeros de mesa.

Con todo, no es gratis que los gobernantes también se hayan dejado contagiar de esta fiebre por estar en redes sociales, opinar, aparecer y todo lo que demandan estas aplicaciones. Prácticamente se han convertido en un producto más que simplemente circula y cuyos consumidores esperan solo unos segundos para mover su dedo y pasar al siguiente, indefinidamente.

¿Llegará un momento en que las redes sociales no influya el comportamiento de los ciudadanos y la agenda de sus gobernantes? Alguna Inteligencia Artificial nos lo dirá.

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