Qué piensa John Pinchao sobre la paz en Colombia 18 años después de su fuga de las Farc

El pasado 27 de abril, este héroe nacional cumplió 18 años de su fuga de las Farc, ahora, visita las regiones, habla con las comunidades en los territorios, por lo que critica el Acuerdo de Paz y afirma que los victimarios han obtenido ventajas mientras las víctimas siguen sufriendo.

Por Jhon Moreno

En su libro ‘Mi fuga hacia la libertad’, John Frank Pinchao (J.P.) narra cómo creció en medio de la pobreza pero que a pesar de ella buscaba la manera de que su infancia fuera feliz, jugando y bañándose en caños de agua cristalina.

Por ser el único hijo varón de seis hermanos, su padre le profesó un amor especial, le enseño a trabajar y a ver que en medio de los obstáculos se pueden crear lazos de solidaridad: “en medio de las dificultades pude tener la libertad de disfrutar de una niñez agradable”, dice.

Tal vez todas esas limitaciones fueron la clave para aprender a sobrevivir en la selva y ser uno de ellos protagonistas de una de las aventuras más dramáticas en la historia del conflicto armado en el país: escapar del secuestro de las Farc en medio de la selva inhóspita del Vaupés y el Guaviare.

A su paso por Villavicencio, Periódico del Meta (PDM) dialogó con él no solo para recordar ese capítulo sino para conocer su opinión sobre cómo marcha ahora el país.

PDM: ¿Hace cuánto que protagonizó la gesta de escapárseles a las Farc?

J.P.: Fue en el 2007. Ya hace 18 años.

PDM: ¿Quién era Jhon Pinchao?

J.P.: Era un suboficial de la Policía Nacional. Trabajaba en Mitú (Vaupés); en noviembre de 1998 el grupo narcoterrorista de las Farc se tomaron el municipio y allí secuestraron 61 policías, entre ellos yo. A algunos los liberaron a los dos años, pero yo estuve más de 8 años secuestrado, hasta que tomé la decisión de fugarme; sin embargo, compañeros duraron 13 años secuestrados.

PDM: ¿Cuánto tiempo transcurre su fuga?

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J.P.: Duré 17 días en la selva, sobreviviendo con frutas que dejaban caer las aves, los micos, agua del río y racionando la comida que nos habían dado en el campamento de secuestrados. Comí algunos cogollos de los árboles que aprendí que eran comestibles.

PDM: En una zona que solo hay ríos, y usted no sabía nadar…

J.P.: Exacto, aún no sé nadar (risas). Para la fuga tuve que usar el río Apaporis, por este fue por el que me fugué y para poder flotar usé un galón, amarrado al pecho el cual me permitía mantenerme en la superficie. Había momentos en que me apretaba tanto al cuello que parecía que fuera a ahogar. Me dejaba llevar por el río y ya sabía en qué podía acercarme a las orillas y cuándo hacerlo por el centro.

PDM: Todos esos detalles los cuenta en su libro…

J.P.: Sí. Los detalles de mi niñez, de mi secuestro, cómo eran mis compañeros y de cómo me fugué.

PDM: ¿Siempre pensó en escribir un libro?

J.P.: Cuando me estaba escapando, en medio de la selva, en camino a la libertad, sentí que debía escribirlo en homenaje a los que se quedaron allá secuestrados y fueron mis amigos.

PDM: ¿Qué pasó con usted luego de su fuga?

J.P.: Al recobrar la libertad, fui a trabajar a los Estados Unidos por parte de la Policía Nacional, posteriormente me nombraron en la embajada de Colombia en Chile. En 2008, se da la libertad de Ingrid Betancourt, con quien habíamos planeado la fuga, pero ella no pudo participar.

PDM: ¿Y qué pasa con ella?

J.P.: Ella consigue con el gobierno francés las becas de la libertad y por las cuales se benefició un grupo de exsecuestrados y con las cuales nos vamos a estudiar a Francia durante dos años.

PDM: ¿Qué estudio usted?

J.P.: Estudios políticos y Gestión y resolución de conflictos. Al regresar a Colombia termino mi servicio con la Policía Nacional y en el 2012 empiezo nuevos proyectos. En el 2022 fui candidato al Senado, pero no logramos la votación.

PDM: Al cabo del tiempo ¿cómo ve el país?; ¿cree que el país ha sanado las heridas con el Acuerdo de Paz?

J.P.: Creo que el país fue objeto de una burla y de una extorsión. Vimos cómo muchos de quienes firmaron el Acuerdo de Paz volvieron a las armas, a la violencia y delinquiendo. La supuesta lucha armada, pidiendo reivindicaciones era solo una excusa.

PDM: ¿Por qué una excusa?

J.P.: Porque a sus comandantes les dieron durante dos periodos consecutivos 10 curules en el Congreso y no hemos visto un solo proyecto de ley que hayan tramitado en los cuales defiendan los derechos que supuestamente reivindicaban durante la lucha armada.

PDM: Decían que el eje del Acuerdo eran las víctimas, ¿ha hablado con ellas?

J.P.: Sí, claro, casi a diario nos encontramos con ellas. Nos relatan aspectos dolorosos de lo que les hizo la guerrilla a sus familias y sus proyectos de vivienda y esta es la hora que no pueden regresar a esas zonas de donde fueron desplazados porque siguen copadas por la guerrilla o porque las tienen otras personas.

PDM: Ganaron los victimarios…

J.P.: Claro. Se han dado todas las ventajas a los victimarios, pero las víctimas del conflicto siguen en las ciudades, tiradas en cualquier parte, llenas de temor.

PDM: Sin embargo, hubo cosas positivas en el Meta como el renacer del turismo de naturaleza…

J.P.: Sí, eso fue positivo, pero fue algo temporal. Usted mismo se puede dar cuenta que las extorsiones y las amenazas otra vez regresaron a las fincas y la gente vive nuevamente la zozobra que siembran los violentos. Lo malo es que el temor se expande y justamente los sitios turísticos son los primeros afectados porque los visitantes no regresan.

PDM: ¿Conoce sitios turísticos del Meta?

J.P.: Sí, hace poco me mostraban las fotos de unas cascadas hermosas, pero la verdad temo visitarlas por el orden público. Algunos dicen que son grupos diferentes, pero uno ve que son los mismos comandantes que había en las Farc, los mismos que firmaron el Acuerdo de Paz.

PDM: ¿Cómo ve usted ese horizonte de paz para los grupos ilegales?

J.P.: Lo más efectivo es quitarles las finanzas a estos grupos narcoterroristas que se financian con la coca. Debería ser más efectiva la lucha contra este flagelo del narcotráfico. Sin embargo, yo creo que tienen mucho dinero porque pueden tener la plata en paraísos fiscales.

PDM: ¿Usted recuerda que el país estuviera tan polarizado al recuperar su libertad?

J.P.: Sí. Ya estaba polarizado. Recuerdo que uno de los hechos más impresionantes fue el 4 de febrero de 2008, cuando millones de colombianos no solo en el país sino en otras partes del mundo salieron a manifestarse contra el secuestro, en una marcha que resultó ser también de rechazo a las Farc. La gente se dio cuneta del daño que hacía este grupo al país.

PDM: ¿Y qué lo trae por Villavicencio?

J.P: Vine a invitar a los jóvenes entre los 14 y 28 años para que participen en los consejos municipales de juventudes, busque luego una representación departamental y luego nacional. Su incidencia es muy importante para que sean una especie de veedores de los recursos que son para los jóvenes.

PDM: Es importante que los jóvenes participen pero que luego que estas instancias como los consejos no queden en el olvido…

J.P.: Es importante que se apoyen entre ellos mismos; que sean ellos los voceros e insistan mucho en conseguir las soluciones para los jóvenes. Deben ser consientes que los viejos ya pasaron y ellos deben asumir sus propias responsabilidades y deben ser llamados a dirigir los destinos de las regiones.