Retos hacia el bicentenario | Editorial


- Publicado en Abr 06, 2025
- Sección Columnistas, Lo Mas Reciente
Villavicencio alza su voz para celebrar 185 años. Sin embargo, en medio de las festividades y las críticas recurrentes por los gastos en las mismas, debemos mirar más allá y preguntarnos por la ciudad que queremos entregar a quienes celebren su bicentenario dentro de 15 años.
La respuesta exige más que discursos; requiere acciones audaces, visión integral y un compromiso que trascienda ciclos políticos. Aquí proponemos tres prioridades en las que la ciudad debe pensar:
- El desorden vehicular no es solo un problema de tráfico: es una barrera que fractura la productividad, la seguridad y la calidad de vida. La falta de planeación en el transporte público es una deuda de las administraciones municipales. Urge un sistema integrado, corredores viales y alternativas sostenibles, como ciclorrutas y peatonalización. Sin embargo, esto solo será posible si se prioriza el interés colectivo sobre los parches temporales.
- La expansión urbana descontrolada ha agudizado la desigualdad. Mientras algunos sectores gozan de planificación, otros crecen a merced de la informalidad, sin acceso a espacios verdes, equipamientos o derechos básicos. Villavicencio necesita un plan de uso del suelo que equilibre desarrollo urbano y rural, proteja su entorno natural y garantice vivienda digna. La tarea no es solo evitar que la mancha urbana devore los Llanos, sino asegurar que cada barrio sea un lugar donde valga la pena vivir.
- También, la ciudad aún enfrenta crisis recurrentes en alcantarillado, gestión de residuos y conectividad. La futura Villavicencio debe aspirar a ser inteligente: con energía limpia, digitalización de trámites y soluciones innovadoras para el tratamiento de basuras. Esto no es un lujo, sino una necesidad para atraer inversión y retener talento.
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15 años pueden parecer una eternidad en política, pero en planeación urbana son un suspiro. El alcalde de hoy, Alexander Baquero, y quienes vendrán tienen el deber de trabajar en una hoja de ruta clara, con metas verificables y participación ciudadana. No se trata de un proyecto de un gobierno, sino de un pacto intergeneracional. La experiencia internacional muestra que las ciudades que triunfan son aquellas que mantienen una visión constante, pese a los cambios de administración.
Además, la ciudadanía debe asumir un rol y no quedarse en la crítica. El bicentenario no se construye solo desde las oficinas de Planeación Municipal, sino desde las juntas de acción comunal, las universidades, los gremios y las calles.

