Una cuestión de equidad | Editorial
- Publicado en Nov 17, 2024
- Sección Columnistas, Lo Mas Reciente
La Ley 2435 de 2024, cuya autoría es del senador llanero, Alejandro Vega, hace más equitativa la legislación de tránsito en Colombia. Esta nueva normativa, que busca brindar equidad en la aplicación de las sanciones de tránsito, ha sido bien recibida por la comunidad de motociclistas y otros conductores, especialmente de servicios públicos, que han sufrido las consecuencias de un sistema que, hasta ahora, permitía la inmovilización de vehículos por ciertas infracciones.
La inmovilización de un vehículo ha sido uno de los procesos más penosos para cualquier conductor. No solo implica el pago de una multa, sino también un tedioso y costoso proceso para recuperar el vehículo de los patios. Este proceso incluye el pago de la grúa, el costo diario de retención y la multa inicial, a veces con descarados trámites de corrupción.
La Ley 2435 de 2024 pone fin a esta práctica injusta, dejando en claro que los motociclistas y demás conductores serán multados por infracciones específicas, pero ya no serán penalizados con la inmovilización de sus vehículos.
Esta ley representa un avance significativo hacia la justicia y la equidad en la aplicación de las sanciones de tránsito. Al eliminar la inmovilización como una sanción, se reduce la carga financiera y emocional sobre los conductores, permitiéndoles cumplir con sus obligaciones sin enfrentar un proceso que a menudo se percibe como abusivo y desproporcionado.
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La implementación de la Ley es un paso adelante en la protección de los derechos de los conductores, en especial de quienes su carro o moto es una herramienta de trabajo. Es un ejemplo de cómo la legislación puede evolucionar para adaptarse a las necesidades y realidades de la sociedad, garantizando que las sanciones sean proporcionales.
En conclusión, la norma no solo marca un hito por su impacto en la equidad de las sanciones de tránsito, sino también es una contribución a la construcción de un sistema de tránsito más humano y comprensivo. Es un recordatorio de que las leyes deben servir a la gente, y no al revés.
Pero, atención, esto no es una patente de corso para que los conductores violen las normas de tránsito o irrespeten a las autoridades viales cada vez que ellos quieran impartir sanciones. La Ley también es un llamado a la responsabilidad de todas las personas que están detrás de un volante para que, con su comportamiento, hagan de nuestras vías un lugar más seguro para todos.
No podemos dejar de lado una realidad y es que Meta y Villavicencio, en particular, tienen altísimos niveles de siniestralidad vial, que los ubican en los primeros lugares de Colombia.
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