El principio del fin de los DC3
- Publicado en Sep 26, 2019
- Sección Región
Tienen aún muchas más horas de vuelo, pero las circunstancias del mercado y la
economía parece que no son las mejores.
Los aviones DC-3 son el transporte aéreo emblema de la Orinoquia y la Amazonía colombiana. Llegar a muchos de los pueblos más apartados como Carurú, en Vaupés; Miraflores, en Guaviare, La Macarena, en Meta o Inírida, en Guanía, depende la mayor parte
del tiempo de que estos aparatos, que llegaron al oriente colombiano hace más de 60 años, sigan volando.
Durante décadas estos aviones de dos motores han brindado un servicio casi que exclusivo a las comunidades alejadas e inhóspitas del país, donde la infraestructura vial no existe
debido a la selva espesa que hay en la mayoría de esos sitios.
Para los llaneros es muy común que aún operen este tipo de aeronaves, las cuales fueron construidas durante la II Guerra Mundial con un diseño que precisamente le permitía
aterrizar casi en cualquier lugar y transportar gran cantidad de tropas y logística bélica, así como afrontar situaciones hostiles. No es casualidad que hoy en la mayoría de los casos, las pistas de aterrizaje sean áridas, de barro, o de pasto, y es precisamente por su diseño antiguo que logra soportar estas condiciones precarias, donde llegar es un acto heroico diario.
Los Douglas Aircraft Company C3 han transportado personas, mercancías y hasta
grandes animales vivos, por eso son conocidos como el ‘tractor del aire’ o los “buses del aire”, sin embargo, hoy están en sus últimos vuelos operacionales. La compañía aérea regional Air Colombia, con sede en el Aeropuerto Vanguardia, de Villavicencio, una de los últimos operadores de estos aviones, donde se encontraban tres de los siete aviones que hay en la ciudad, anunció el pasado viernes 13 de septiembre el cierre de sus operaciones, des pués de prestar un servicio por más de 40 años y con más de 100.000 horas de vuelo.
La empresa cesó sus actividades por decisión propia, según manifestó el director de la Aeronáutica Civil, quien agregó que, los motivos fueron impulsados por los costos del
dólar a la hora de comprar repuestos, el alto precio del combustible, y la conversión en pesos que esto implica, también el hecho de no poder acceder a seguros operativos, como
lo exige la ley, debido a la antigüedad de las aeronaves. Las cuales aseguradoras no emiten
sus pólizas para estos ‘adultos mayores del aire’ que en cualquier momento dejan de existir.
Comercialmente, para la empresa no es viable seguir su actividad. Mientras tanto, dos empresas más continuarán con sus operaciones, con los cuatro aviones restantes. “Esta es una problemática no solo de este tipo de aeronave, sino de todas las aerolíneas pequeñas y que prestan el servicio en regiones apartadas, es importante que los gobiernos bajen los aranceles de importación de aeronaves, de sus repuestos, subsidiar precios de combustible hacia estas zonas del país”, comenta Joaquín Hernán Sanclemente Bedoya, capitán de un DC3.
Hasta el momento no existe respuesta concreta sobre el destino de los aviones, por ahora, algunas fuentes mencionan que hay un grupo económico extranjero interesado en invertir
en la empresa y reactivar el funcionamiento de los aviones, los cuales pueden tener una vida
útil por lo menos de hasta 30 años más. La salida de estos aviones no solo afectará notablemente a las poblaciones, quienes tendrían que transportarse en aviones tipo charter a un costo elevado, o por río que suelen ser trayectos más largos; también impactó a alrededor de 30 personas que trabajaban directamente con la empresa, algunos con edades que les hará difícil vincularse rápidamente a otro empleo.
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