A la EMSA le faltan luces
- Publicado en May 05, 2023
- Sección Región
Los usuarios se cansaron y ya salen a las calles a protestar. La debilidad en el sistema eléctrico del Meta tiene impacto en la productividad, pero no hay respuestas claras frente al desafío que tiene la empresa.
El descontento por el mal servicio que tiene la Electrificadora del Meta (EMSA) saltó a las
vías de hecho el pasado fin de semana, cuando, en pleno fin del puente festivo, un grupo de usuarios bloqueó la vía a Acacías, a la altura de La Cuncia en Villavicencio, porque la energía no regresaba.
Pese a que esta vez la electrificadora tenía una justificación válida porque una caída
masiva de árboles derribó siete postes, la intolerancia de las personas por otros cortes del pasado llenó la copa de los usuarios, además porque el valor de las facturas se ha incrementado.
Ayer jueves, apenas cuatro días después, en la vereda Contadero, también de la capital del
Meta, otro grupo de usuarios de la EMSA bloqueó la antigua vía a Bogotá porque llevaban cuatro días sin el servicio continuo de la energía.
Aunque no hay estudios que midan la afectación que tiene el mal servicio de las empresas
eléctricas en los costos de producción de una región, lo cierto es que en el Meta es una
realidad y hasta ahora son los pequeños comerciantes los primeros afectados por la intermitencia del fluido eléctrico.
“Hay situaciones graves como en la cadena de frío. Por ejemplo, los que venden helados,
tortas o productos refrigerados, un corte de energía prolongado tendrá un efecto negativo en las ventas y en su mercancía. Es la pérdida de su negocio. No hay estudios que hayan calculado eso en cifras, pero la insatisfacción de la gente sí es demasiado grande”, dijo Víctor Rivera, exgerente de la EMSA.
Para el profesor Luis Gabriel Marín, de la Universidad Javeriana, las fallas del fluido
afectan más a regiones como el Meta porque la confianza del sistema de energía es vital
para el desarrollo de una región y tiene una relación con la capacidad industrial, el
desarrollo y el nivel de vida de los habitantes.
“Estos conceptos se conectan tan estrechamente que ahora se habla de la ‘pobreza
energética’, que es la relación entre la producción de energía y el desarrollo de una
sociedad. La demanda energía siempre tiende a crecer por lo que se deben tener cuidado con la cantidad generada para que no haya esas brechas”, explicó el catedrático del Departamento de Electrónica de la Javeriana.
El Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) también admite el concepto
y de hecho sostiene que el consumo energético de los países desarrollados muestra una
proporcionalidad, pues en estos el 99% de las zonas urbanas y el 92,2% de las rurales cuenta con acceso a energía eléctrica.
Al contrastar estos datos en los países en vía de desarrollo se encuentra que, en
promedio, el acceso cae a 84,2% en lo urbano y 73,5% en lo rural. En Colombia esta llega a 98% (urbano) y 85% (rural).
Pero hay un indicador que, de mantenerse, podría generar inquietud. Según el Boletín
Económico Regional del Banco de la República, en el Meta, el consumo de energía
eléctrica registró en el cuarto trimestre del 2022 un leve crecimiento anual del 1,8%, al
medir 226,5 millones de kilovatios hora (kW/h), resultado que significó una desaceleración del indicador frente a la evolución positiva observada en igual trimestre del 2021, a pesar de que apenas salíamos de pandemia y del estallido social.
De acuerdo al informe, en el consumo “se produjeron caídas en el segmento residencial
(el de más alto aporte) y en el no regulado”.
Falta infraestructura
¿Pero entonces cuál es el problema con la EMSA? Al parecer la empresa no se preparó a la
misma velocidad que significó el desarrollo de la región y la demanda de energía que
representó una mayor demanda de la industria petrolera, de la agroindustria y del
comercio.
“No se puede dejar de hacer mantenimiento porque la infraestructura eléctrica tiene
bastantes años. Se supone que la tarifa que pagamos remunera la reposición de activos a
nuevos. Se supone que la EMSA maneja unos recursos para renovar las líneas, pero sino se
mejoran con el paso del tiempo”, dijo Rivera, quien hace 12 años dejó la gerencia.
A lo largo de estos años han pasado cerca de 10 gerentes, sin nombrar los escándalos por
el manejo politiquero que se le ha dado a la empresa, dejando de lado proyectos como la
atención permanente de alta y baja tensión que es la que llega a las casas de las personas.
“El deterioro de la infraestructura es demasiado evidente, por eso es que cualquier
ventarrón produce un corte. No hay un camino diferente de trabajar en mantenimiento.
Nosotros demoramos cuatro años y llegamos a los nueve para tener indicadores de
calidad que la gente reconoció, sin decir que fuera ideal”, sostuvo el exdirectivo.
Para Rivera, los servicios públicos deben manejarse con criterio de empresa privada, con
indicadores de desempeño, premios a la buena gestión, etc. “porque si es politiqueando,
la cosa no funciona”.
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