A un ‘cacho’ del infierno | Editorial

Podríamos decir que el proyecto para que el consumo recreativo de la marihuana en adultos sea legal en el país, está a un ‘cacho’ de convertirse en ley, pero en medio de una controversia.

No se trata de ser retrogrado al asumir una posición en contra de la legalización del cannabis con fines recreativos, se trata de evidenciar pruebas científicas y experimentales: por un lado, un estudio de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), revela que “una regulación insuficiente de su uso con fines médicos, ha permitido que la droga se utilice para otros fines”.

De hecho, los estudiosos van más allá y advierten que “la legalización del cannabis con fines recreativos representa no solamente una dificultad u obstáculo para la aplicación universal de los tratados sino también un problema muy importante para la salud y el bienestar, en particular para los jóvenes”, aseguró Luis Otarola Peñaranda de la JIFE en Perú.

El representante Juan Carlos Lozada, autor de la iniciativa para legalizar la venta y compra de marihuana en las calles de Colombia, dice que se está llenando un vacío ya que si bien es legal el consumo de la hierba, es prohibido comprarla o venderla.

Sin embargo, la legislación parece ser más para países con otras culturas y otras tradiciones en torno al consumo. Si aquí las personas con las restricciones.

Según la Junta, entre los efectos psicosociales a largo plazo del consumo habitual del cannabis, se encuentra, entre otras cosas, la dependencia. El riesgo es de 1 de cada 10 entre los que lo han consumido alguna vez, 1 de cada 6 en consumidores adolescentes y 1 de cada 3 en consumidores diarios, con resultados más graves y persistentes entre los adolescentes que entre los adultos.

También existe una relación entre el consumo de esa sustancia y el riesgo de padecer síntomas psicóticos o esquizofrenia, un mayor riesgo de abandono escolar temprano, trastornos cognitivos, uso ilícito de otras drogas, síntomas depresivos y pensamientos y comportamiento suicidas (cuando el cannabis se consume a diario en la adolescencia y la adultez temprana).

De esto sabe muy bien Elkin Zapata, el hoy concejal de Villavicencio quien alcanzó a estar en las calles como indigente. Dice que la puerta de entrada de él y de las personas que llegan a la Casa del Alfarero para recuperación, tienen como factor común la marihuana como ‘puerta de entrada’ al infierno del que luego tratan de escapar.

Duele que a pesar de las experiencias de miles de jóvenes, varios de los congresistas que apoyan la iniciativa, lo hacen para defender intereses particulares, cuotas burocráticas o mantener poderes locales.

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