Afro: cuando el cabello es cultura
- Publicado en Jul 28, 2024
- Sección La Otra Cara
A propósito del Día de la Mujer Afrodescendiente, que se conmemoró Yennifer Morales Borja cuenta sobre las taras que tuvo que superar por su cabello.
Haberse autorreconocido afro se convirtió en un motivo para sentirse bien consigo misma, más allá de los comentarios que hacían de ella y de su pelo.
Por Jhon Moreno
Durante la esclavitud, las trenzas de raíz en las mujeres afro se convirtieron en una estrategia para que pudieran escapar de amos violentos. Eran una especie de mapas en las que los zig-zag revelaban dónde había ríos, al tiempo que los puntos eran las tropas de soldados que podrían encontrarse.
Pues bien, 425 años después de que Benkos Biohó comandara un alzamiento de esclavos en Cartagena de Indias, el pelo sigue siendo un motivo para liberarse de las ataduras y los esnobismos para la comunidad afro. Fue lo que le ocurrió a Yennifer Morales Borja, una mujer afro, llanera y que por años pensó que los crespos de su cabello eran algo que debían ocultarse.
Es comunicadora social, presentadora, fue reina afro de Villavicencio y ahora es funcionaria de la Dirección de Asuntos de Comunidades Negras del Ministerio del Interior, en Bogotá. No le gusta decir que fue reina sino más bien ganadora de un concurso de talentos
“Mi mamá es de Istmina (Chocó) y llegó a los Llanos Orientales en 1962 para ser docente rural. Tendría como 18 años, le tocó recorrer comunidades muy lejanas de San Juan de Arama, Puerto Rico, Granada, El Rincón del Indio, donde conoció a mi papá (mestizo), y terminó en Villavicencio”, recordó Yennifer.
Cuenta que por años, y tal vez por convencionalismos, prefería alisarlo o cortarlo, desconociendo que estaba también cercenando parte de su identidad. El tema sería trivial sino fuera porque poco a poco descubrió que su pelo rizo natural era una manera de autorreconocerse afrodescendiente, con todo lo que eso significaba para su apropiarse de su cultura y tradiciones.
“Siento que mi madre quiso protegernos de algunas discriminaciones que ella pudo haber vivido en su juventud. Entonces crecimos con el cabello bien apretado, amarrado o planchado para evitar bullying en el colegio. En el colegio me decían negra y me ponía brava, de hecho, en las fotos de mi grado de bachillerato tengo el cabello liso, porque no entendía muchas cosas”, explicó la comunicadora, quien admitió haber sufrido discriminación por ser afro.
Luego, en la universidad, aprendió a hacer una transición que incluyó dejar crecer su cabello. Sus trabajos académicos los enfocó en la construcción de feminidad en las mujeres de Villavicencio, la llegada de las comunidades negras al Meta y empezó a descubrir raíces familiares del Chocó que la ayudaron en su autorreconocimiento.
En esas investigaciones pudo aplicar algo a su vida diaria. Cuando Yennifer creía que su cabello estéticamente no estaba bien, empezó a usar turbante, un elemento cultural hasta ahora desconocido para ella.
“En tiempos de esclavitud las amas españolas obligaron a las mujeres negras a usar en la cabeza un trapo para cubrirse el pelo, ya que sus cabellos rizados llamaban la atención de los patrones. Otras personas decían que el trapo evitaba que los demonios entraran por la cabeza y algunos creen que ante el poco alimento que recibían, lo usaban para ocultar comida”.
Como sea, ese pedazo de trapo se convirtió en los turbantes que ahora reivindican el rol de la mujer y rinden homenaje a quienes dieron su vida en tiempos de esclavitud para que hoy haya espacios de respeto. Por eso, este accesorio se convirtió no solo en parte de Yennifer sino de sus hermanas, que aprendieron a llevarlo como orgullo de su herencia negra.
“El cabello es algo muy importante en la mujer y comentarios que le hacían a uno como ‘¡uy, la cogió la corriente!’ generan inseguridad. Cuando me acepté tal cual era y que era la sociedad que no estaba acostumbrada a los cabellos crespos, pues le di la libertad a mi cabello y a mi como mujer negra. Si no me aceptaba como yo era, no podía esperar a que los demás lo hicieran conmigo”, reconoce la llanera.
Cada 25 de julio se celebra el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente o Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. Es una fecha que rinde homenaje a la figura de la mujer afro dentro de las comunidades, su labor social y su impacto cultural en los diferentes países de América Latina y el mundo.
Hoy, además de sus labores en el Ministerio, publica contenidos en sus redes sociales para enseñarles a más mujeres con el cabello rizado las diferentes formas de llevarlo. Cientos de mujeres que como Yennifer aprendieron a sentirse orgullosa de su cultura, sus raíces y todo lo que rodea a las poblaciones afro, negras y palenqueras de Colombia.
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