jueves, 25 de abril de 2024
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Aguardiente Llanero. ¿Negocio que se reduce?


Aguardiente Llanero. ¿Negocio que se reduce? 1
RP
Redacción PDM

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Por diferentes razones, el consorcio encargado de comercializar el Aguardiente Llanero ha venido disminuyendo sus compras del licor, afectando las ventas de este producto insignia del Meta.

La Unidad de Licores del Meta ha atravesado momentos difíciles durante los últimos años debido, en gran parte, a la disminución de la venta de sus productos insignia. El contrato 140 del 2012 le otorgó al Consorcio Llanero el derecho de exclusivo de compra y distribución del Aguardiente Llanero por un periodo de cuatro años. Inicialmente, en el contrato estaba estipulado que el Consorcio Llanero debía comprar el primer año 1.670.000 unidades de 750 centímetros cúbicos (botellas) de aguardiente con un incremento mínimo del 3% anual. Sin embargo, después se celebraron varios otrosíes al contrato inicial, por medio de los cuales las cantidades a comprar se redujeron, en lugar de aumentar, por diferentes razones.

Entre las causas que se señalan en las actas están la crisis económica producida por el petróleo, el contrabando, la falta de inventarios a finales del 2014, la demora en la entrega de los pedidos por parte de la Unidad de Licores y la congelación en la distribución de más de 4.000 cajas de aguardiente debido a lo que se denominó como “un problema de calidad”. Así las cosas, por ejemplo, en el 2015 las cantidades a comprar fueron 1.250.000, aunque hubo un problema y solamente se compraron 1.050.000 botellas y se aplazó para el 2016 la compra de las otras 200.000.

Para el 2017, según el acta de moficatoria No. 5, en la que se extiende por un año el derecho exclusivo de compra, venta y distribución, el Consorcio Llanero debe comprarle a la Unidad de Licores 1.100.000 unidades de aguardiente, o sea, 570.000 unidades menos que el primer año, y alrededor de 750 mil unidades menos de las que debería haber comprado si el incremento del 3% hubiera permanecido.

Es decir, las proyecciones del 2012 fueron erróneas. Una persona experta en el sector de la venta de licores y con una reconocida trayectoria en el departamento, le explicó a Periódico del Meta que, pese a que no se menciona en los documentos, una parte de la responsabilidad de la disminución de las ventas de aguardiente las tiene el contratista, Consorcio Llanero,  por no haber adelantado campañas de posicionamiento de la marca de Aguardiente Llanero y haber dejado esa iniciativa únicamente en manos de la Unidad de Licores, pese a que la cláusula octava del Contrato 140, en el numeral B, compromete al Consorcio en campañas de divulgación. Según la fuente, ese compromiso no se ha visto.

No obstante, Jaime Mariño, gerente de la Unidad de Licores del Meta, afirma que las bajas ventas no solo han perjudicado al Meta sino que están afectando a todas las empresas departamentales de licores de Colombia. “Podemos tomar el ejemplo de la Fábrica de Licores de Antioquia, donde ellos vendían aproximadamente 50 o 60 millones de botellas y están vendiendo 40 millones, y ellos son el número uno del mercado”, dice Mariño.

Un trato poco conveniente

Pero hay una razón que no está estipulada en ningún documento y que no se menciona en voz alta en los análisis. Hace varios años, durante la gobernación de Darío Vásquez, el departamento del Meta —que hoy registra ventas anuales cercanas a los 14 mil millones de pesos—, representada por la Unidad de Licores, firmó un convenio con Antioquia, representada por la Fábrica de Licores de Antioquia—que tiene ventas estimadas en un billón de pesos—,  para abrir mutuamente las fronteras en términos de venta de licores e intercambio de productos destilados. De ese modo, el Meta aceptó recibir 250 mil botellas de Aguardiente Antioqueño, a cambio de lo cual esperaba abrir un mercado en Antioquia para el Aguardiente Llanero.

Y aquí está uno de los puntos más increíbles: se calcula, según fuentes confidenciales, que 500.000 botellas de Aguardiente Antioqueño están entrando de contrabando cada año al departamento del Meta. Si a eso se le suma las 250.000 botellas estimadas en el convenio, el resultado es que se están consumiendo 750 mil botellas de Aguardiente Antioqueño todos los años en el Meta.

Ahí no termina la desventaja del convenio. De acuerdo con las mismas fuentes, que están muy ligadas a la industria, hace cuatro años no se vende ni una sola botella de Aguardiente Llanero en Antioquia por cuenta del convenio. Aunque es cierto que las 250.000 botellas legales dejan un porcentaje a la Gobernación del Meta, las ganancias son mínimas si se compara con las rentas que se obtendrían en vender 750.000 botellas de Aguardiente Llanero adicionales. Además, como era de esperar, el hecho de que exista el convenio hace casi imposible saber cuáles botellas de las que están en venta son legales. La pregunta, entonces, es por qué las autoridades no son más estrictas con los controles de transporte.

Versión oficial

Pese a todo, el panorama actual es positivo, asegura Jaime Mariño, gerente de la Unidad de Licores del Meta, quien explica que en el 2016 las ventas aumentaron un 23% respecto al 2015, para llegar 1.200.000 botellas, cantidad que espera mantener para este año y que representa un aporte estimado en 2.800 millones de pesos para la salud del departamento.

Para Mariño, la clave está en la presencia que la Unidad de Licores pueda hacer por medio de su carpa rodante en las principales fiestas del país, como el Carnaval de Barranquilla y el Reinado Nacional de Belleza, donde ya estuvo la Unidad, y el Festival de la Leyenda Vallenata, donde va a asistir a finales de abril. El gerente dice que el año pasado el Aguardiente Llanero viajó por 28 de los 29 municipios del Meta y que se espera seguir con esa estrategia.

Sin embargo, según explica Mariño, con la nueva Ley de Licores, aprobada el año pasado y reglamentada recientemente,  todas las licoreras del país deben prepararse para la competencia abierta entre bebidas alcohólicas que va a darse dentro de seis años, cuando termine el plazo de preparación que concede la ley a las licoreras regionales.

“Yo creo que es una preparación para que todas las licoreras se enfrenten a que vamos a tener fronteras abiertas, es una realidad. Hay ideas que se tejen en este negocio, como por ejemplo en vez de tener tres licoreras  pequeñas de vender uno o dos millones, pues tengamos una licorera regional donde podamos vender 10 millones de botellas y hacer contrapeso. Pero hay que empezar a hacer estrategias, puede ser con otros departamentos y, por qué no, también pensar en una APP, buscar dineros privados para fortalecer las empresas de licores. La idea es buscar estrategias”, concluye Jaime Mariño.

 


RP
Redacción PDM

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