viernes, 3 de mayo de 2024
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Chingaza II | Editorial


Chingaza II | Editorial 1
Humedal de Chingaza.
Redacción PDM

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Aunque haya sectores que pretendan negarlo, el proyecto Chingaza II hace parte de los planes de expansión que tuvo, tiene y tendrá Bogotá para poder abastecer de agua a sus habitantes en el futuro.

En la reportería realizada por Periódico del Meta para los dos informes que hemos publicado al respecto, nos encontramos que desde la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAAB), pasando por la Agencia Nacional de Licencias Ambientales y hasta la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR) no existen planes inmediatos para desarchivar este proyecto.

Aunque fueron fuentes cercanas a esas entidades las que lo descartaron, de manera oficial ni el alcalde ni nadie ha rechazado tajantemente a Chingaza II como opción.  Es claro que además del Plan Norte, que incluye captar agua del río Bogotá, la capital de la República no tiene muchas alternativas para conseguir el líquido si es que urbanísticamente sigue creciendo de manera exponencial.

En todo esto nos sorprende el silencio de los líderes, autoridades y gremios regionales ante un tema que no será un problema de esta generación sino de nuestros hijos y nietos. Además del exalcalde de Villavicencio, Felipe Harman, en el Meta nadie más ha alzado su voz para que Chingaza II quede desde ya descartada como alternativa de agua para la metrópolis.

Lea: La sombra de Chingaza II

Al pronunciamiento de Harman en X, quien fue claro en afirmar que Chingaza II generaría un enorme conflicto ambiental en toda la Orinoquia y que Bogotá no debería seguir creciendo al ritmo que lo hace, se le sumó el propio presidente Gustavo Petro, quien dijo que sería “un suicidio” pensar en seguir vendiendo agua en bloque para las nuevas urbanizaciones de la sabana.

ONG ambientales han advertido que los objetivos contemplados en el Plan de Desarrollo del alcalde bogotano, Carlos Fernando Galán, deducen que Chingaza II es una alternativa de expansión del abastecimiento. El reconocido meteorólogo, Max Enríquez, dijo que esta opción se debe contemplar porque es una necesidad.

Mientras hace 100 años en el Meta eran apenas 35.000 habitantes, hoy ya somos más de un millón, lo que convirtió a esta región, según el Dane, en el departamento con más crecimiento demográfico. ¿Cómo garantizaremos el agua en 20 años a los habitantes de esa época si nos la quitan?

Así, el tema empezó a moverse de manera importante entre sectores de opinión. Por eso, si hace 40 años los dirigentes regionales de ese momento no se pellizcaron para evitar que secaran el río Guatiquía con Chingaza I, bueno sería que esta vez tengamos el ojo avizor y el corazón dispuesto a dar la pelea para que un nuevo proyecto no se haga ni ahora ni en el futuro.


Redacción PDM

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