Cómo Paolo Lugari convirtió el Vichada en un modelo global de desarrollo sostenible

Admirado por Gabriel García Márquez y reconocido por la academia, Lugari reflexiona sobre las paradojas de una región rica pero con desafíos. Su proyecto del Centro Experimental Las Gaviotas demuestra que una «vida digna y en especial amorosa con uno mismo y con el entorno» es posible.

Por Jhon Moreno

En 1967, un italiano de corazón payanés, Paolo Lugari Castrillón (P.L.), llegó a un territorio del Vichada en límites con el Meta, considerado improductivo.

Lo que encontró allí no fue desolación, sino un paisaje que encendió su visión. Dos años después, impulsado por la tenacidad heredada de su padre, Mariano, Lugari comenzó a edificar algo extraordinario: el Centro Experimental Las Gaviotas, una comunidad concebida como una «todarquía» donde la armonía productiva con la naturaleza, la prosperidad equitativa y el uso de energías renovables desarrolladas internamente son los pilares fundamentales. Hoy es visto por científicos como un paradigma del desarrollo sostenible. 

En 1971, en un rincón del Vichada donde se creía que nada podía florecer, este italiano, que también tiene raíces, españolas, francesas y norteamericanas, sembró la semilla de las energías renovables y su centro fue pionero en el aprovechamiento sostenible de los recursos.

Durante 55 años ha demostrado un aprovechamiento integral de la naturaleza en 8.000 hectáreas. A este hombre al que muchos llaman “sabio de la biodiversidad” y “pionero mundial en energía solar”, su labor incluso mereció la admiración de figuras como Gabriel García Márquez, quien lo visitó en Las Gaviotas y lo llamó «el inventor del mundo», además del reconocimiento de la Universidad Carnegie Mellon, con un doctorado honoris causa.

A propósito del Día de la Tierra, que se celebró esta semana, y el deceso del Papa Francisco, quien nos dejó su concepto de “la casa común”, Periódico del Meta (PDM) dialogó con Lugari, quien nos dejó ver solo una parte de todo su universo de ideas.

PDM: ¿Qué es el Centro Experimental Las Gaviotas?

P.L:  El Centro Experimental Las Gaviotas se fundó hace más de 55 años en la Orinoquia profunda. El primer esfuerzo para abrir el Llano profundo se hizo allá; recuerdo que cuando planteamos la idea en Bogotá nadie nos aconsejaba seguir con esa aventura. Gaviotas es una conversación permanente en donde a veces de la persona menos esperada sale la mejor idea.   

PDM: ¿Cuál ha sido el mayor aporte?

P.L.: Gaviotas es un proyecto disruptivo: son muchos los aportes, pero hace 35 años nadie se imaginaba que de un sitio tan lejano saliera la tecnología para hacer la instalación del sistema de energía solar más grande del mundo en Ciudad Tunal, en Bogotá. Tampoco se imaginaban que de unas semillas de pinos traídas de Nicaragua y Brasil se descubriría un pino tropical.

PDM: ¿Cuántas hectáreas tiene el centro experimental?

P.L.: Tenemos 8.000 hectáreas, sembradas con 8 millones de pinos caribe, semilla desarrollada allá y apoyada en un hongo (microrrizas) que al adherirse a las raíces del pino capta del subsuelo alimentos y minerales que no se puede hacer de otra manera. Varios periodistas dijeron que las ciencias forestales, después de Gaviotas tuvieron que cambiar.

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PDM: ¿En qué se basan los recursos económicos del centro experimental? 

P.L.: Al extraer las resinas de los árboles vimos que podíamos conseguir productos como la colofonia y la trementina, productos derivados de la resina de pino, obtenidos a través de la destilación, eso lo comercializamos con la Fundación. Gaviotas se hizo a punta de poesía con acciones. 

PDM: Si tenemos tantas riquezas, ¿por qué somos pobres?

P.L.: En la Altillanura es imposible ser pobre, pero somos pobres. Gaviotas es la suma de muchas dificultades, logrando una vida digna y en especial amorosa con uno mismo y con el entorno. Somos una familia multiespecie. Dicen que la naturaleza está en crisis y eso es mentira, lo que está en crisis es la humanidad, el planeta permanece y ni siquiera sabe que estamos aquí. 

PDM: Todo esto parece una filosofía de vida ¿cuántas personas la comparten?

P.L.: Son muchísimas. En realidad, por allí hemos pasado en diferentes épocas unas 5.000 personas, incluso premios nobel que nos han visitado. Gaviotas es como un calidoscopio donde hay muchas formas de ver y en búsqueda de verdades temporales con profunda humildad, que es más productiva que el orgullo. 

PDM: ¿Cómo se trabaja en Gaviotas con tantas personas pensando?

P.L.: “Todo viene de todo y todo está hecho de todo, todo regresa a todo”, como diría Leonardo Da Vinci. Esto quiere decir que todos trabajamos unidos, somos una comunidad mental de trabajo en libertad para que haya creatividad. Allá no actuamos sectorialmente porque al no ver conexiones es difícil progresar. 

PDM: Pocos saben los ilustres visitantes que han tenido en Gaviotas…

P.L.: En los ochenta tuvimos al Premio Nobel Gabriel García Márquez, junto al presidente español Felipe González y al maestro Alejandro Obregón. Antes de ser presidente de Estados Unidos, había estado Jimmy Carter. Con el presidente Jean-Bertrand Aristide, de Haití, había un proyecto de energías, antes de su derrocamiento. 

PDM: Después de 55 años, ¿cómo sigue siendo sostenible?

P.L: Sigue siendo sostenible porque en Gaviotas todos trabajan con pasión y entusiasmo. Al menos si yo no trabajara allá estaría muy deprimido. Al comienzo tuvimos un respaldo de Naciones Unidas y muchas tecnologías han sido desarrolladas en África y otros continentes. Le cuento que íbamos a montar un centro experimental en Jamaica con el patrocinio de Bob Marley y su Gobierno, pero se interrumpió a raíz del fallecimiento del cantante. La idea es exportar un Gaviotas como concepto integral, porque si estas tecnologías no sirven para combatir la pobreza, no son tecnologías apropiadas. 

PDM: Esta semana fue el Día de la Tierra, en una región con muchos problemas de tenencia de tierras, ¿qué papel jugará en el futuro Gaviotas en ese contexto?

P.L.: Llevamos cuatro años de un proyecto a 10 años en el que vamos a sextuplicar el tamaño de la Orinoquia, respetando la naturaleza, con base a un Patrón Monetario Humanitario Internacional.  Trabajamos en cómo demostrar de siembra y clonación fuera de lo tradicional que en una hectárea ponerlos a producirlos 6 veces más, para tener un crecimiento que aumente la captura de dióxido de carbono.