Cuando se va sin decir nada

Este comportamiento, que evita tener un cierre de la ruptura, puede llenar de ansiedades e inseguridades a quien la sufre y queda esperando, por lo que es prudente hablarlo con alguien más.   

Por Mauricio Reyes Estepa Psicólogo / Especial Periódico del Meta

El “ghosting” proviene de la palabra en inglés ‘ghost’, que alude a “hacerse el fantasma”. En el ámbito psicológico se manifiesta cuando, ipso facto, finaliza una relación o comunicación sin previo aviso o explicación. 

Denota la ruptura inesperada de una relación, casi siempre íntima, con la suspensión de toda la comunicación y contacto con la pareja, sin que exista justificación alguna, sin previo aviso ni explicación, causando muchas veces problemas sentimentales de confusión, tristeza y enfado en la persona abandonada, la que puede sentirse indeseada, insegura y rechazada. En estos casos, se debe buscar ayuda de otras personas, y si el caso lo requiere, ayuda psicológica.

¿Le ha pasado que conoce a alguien, intercambia números de celular, se conocen a profundidad, comienzan una relación, todo parece ir en viento y popa y de un momento a otro, puro silencio? Pues a grandes rasgos esto es lo que significa este nuevo comportamiento social que las nuevas generaciones llaman “ghosting”. 

La cadena BBC, en el año 2015, hizo una premisa entre sus titulares mundiales de información afirmando que el “Ghosting es la cruel manera de acabar con las relaciones en la era digital”. No es para menos, en este mundo hipercomunicado, donde al alcance de un clic podemos contactarnos con personas de diversas partes del mundo, más temprano que tarde la nueva revolución informática tendría repercusiones en la forma en que interactuamos los seres humanos, generando problemáticas en las relaciones interpersonales. 

Dentro de estas transformaciones, además de ser irrespetuosas para los vínculos humanos reduciéndolas al mero “consumo” como objetos mostrando la fragilidad de estas y facilitando conductas tales como la falta de empatía, inseguridad emocional, confrontación evitativa características de la personalidad de quienes hacen ghosting. 

A veces las parejas condicionan sus relaciones, por ejemplo, el respeto a su espacio, a su pensamiento y a su obrar. Estas condiciones, cuando no son respetadas ni tenidas en cuenta por la otra parte, y además ocurren con frecuencia, hace que generen disparidades de sentimientos y, por tanto, rechazos. 

Por ejemplo, una de las parejas es celosa, espía sin razón las actividades de la otra, cruza la línea de confianza y comete comportamientos indebidos repetitivos.  En estos casos obligan a la otra parte a utilizar el ghosting como solución para terminar una relación que lejos de ser feliz, causa problemas emocionales que deben ser corregidos.

El ICBF en su artículo ‘El Ghosting: las rupturas en la era del amor líquido’, plantea que si reforzamos esta conducta ayudará a navegar por la incertidumbre y el misterio hacia futuro produciendo la despersonalización de las relaciones.

En dicho texto se plantea que “bajo la metáfora de «liquidez» (de Zygmunt Bauman) en el amor, los sentimientos, emociones y las relaciones se adaptan, toman cualquier forma, no atan, no producen ligaduras, y el compromiso queda a un lado por temor a perder la libertad. La idea de la obsolescencia, propia del consumismo, se desplaza al mundo de las relaciones y determina la pauta de estas; ahora los vínculos tienen fecha de expiración y es posible disponer de las personas y sus mundos internos como de cualquier otro objeto. En palabras de Bauman, “La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales”.

Desde mi experiencia profesional invito a reflexionar si en algún momento hemos incurrido en esta costumbre, procuremos fomentar relaciones sanas, estables y duraderas, no un amor a precio de factura que causa daño afectivo.