De deportaciones y pandillas | Editorial


- Publicado en Feb 02, 2025
- Sección Columnistas, Lo Mas Reciente
Estados Unidos ha enviado a Colombia 475 vuelos de deportación de inmigrantes desde 2020 a 2024; solo el año pasado llegaron cerca de 14.000 personas, muchas de ellas señaladas de cometer delitos graves como hurtos a mano armada, homicidios o tráfico de drogas.
Aunque en su gran mayoría son personas que buscaban mejores futuros para sus familias o como dijo uno de ellos “solo por la ambición de tener más plata”, entre quienes regresan a nuestro país se encuentran delincuentes, lo que plantea una preocupación legítima sobre la seguridad pública.
Es importante recordar el caso de El Salvador, donde, tras el fin de la guerra civil (1979-1992), muchos jóvenes buscaron nuevas oportunidades en Estados Unidos. Sin embargo, al ser deportados y la falta de oportunidades en su país, estos muchachos se organizaron en pandillas o ‘maras’ que se convirtieron en las más peligrosas del mundo, llegando a controlar gran parte del territorio, con violencia peor que la misma guerra.
Este precedente nos obliga a reflexionar sobre las medidas que debemos tomar para evitar un escenario similar en Colombia.
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La llegada masiva de personas que han perdido la oportunidad de alcanzar el sueño americano requiere una respuesta integral y coordinada. No podemos permitir que aquellos con antecedentes delictivos encuentren de regreso a Colombia un terreno fértil para continuar con sus actividades ilícitas.
Las autoridades deberían implementar políticas de reintegración efectivas, que incluyan programas de rehabilitación y oportunidades para aquellos que deseen reinsertarse en la sociedad de manera positiva. La solidaridad ideologizada con ellos, como sucedió esta semana, luego dejándolos a su suerte, únicamente es una semilla para problemas futuros.
Además, es imperativo fortalecer nuestros sistemas de seguridad para identificar y monitorear a aquellos individuos que representan una amenaza. La colaboración entre las fuerzas de seguridad, las instituciones gubernamentales y la sociedad civil es clave para garantizar que Colombia no sea más refugio para el crimen organizado.
La deportación de personas desde Estados Unidos a Colombia es un fenómeno complejo que requiere una respuesta multifacética. Debemos aprender de las lecciones del pasado en El Salvador y actuar con determinación. Lamentablemente en nuestro país hay numerosos grupos violentos y bandas organizadas dispuestas a recibir a quienes regresan sin dinero, endeudados y con rabia por no lograr nada en el exterior.
Quienes regresan con la intención de reconstruir sus vidas de manera honesta y productiva en Colombia, bienvenidos a su casa.

