“De malas (…) yo no lo crie” | Editorial

Definamos la palabra ‘talante’. Hay dos acepciones: la primera, dice que es “la disposición o manera de hacer algo”; y la segunda, “la disposición natural del ánimo o manera de ser de una persona”.

Es decir, una indica las formas en que se asume una situación y la segunda explica la manera de ser, de existir, de ese alguien.

El talante es el que debe acompañarnos en los momentos críticos de nuestra vida para superar las adversidades y no dejarnos abrumar por esas circunstancias. Es formación de familia, educación o la manera en que se aprenden a manejar los problemas lo que va formando ese talante en cada persona.

A la luz de estas dos definiciones, esta semana pudimos entrever “los talantes” de la vicepresidente, Francia Márquez, y del mismo presidente Gustavo Petro. Con dos frases y sus comportamientos indicaron cómo afrontan ellos las situaciones personales que, por ser quiénes son, terminan validando comportamientos que no son propiamente un ejemplo para la sociedad.

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El “de malas”, dicho por la Vicepresidente, sumado a un “pueden llorar”, además de ser expresiones peyorativas y prosaicas, no corresponden a quien ocupa el segundo cargo de la Nación, como ella misma lo dijo. No ofende a quienes cree ofender en esa “lucha de clases sociales” que pretende recalcar en casi todas sus declaraciones y, por el contrario, sí valida esa disposición a hacer lo que le venga en gana que tienen muchos colombianos, pese a saber que es ilegal o va contra los derechos de los demás.

Ese “de malas” es el mismo que argumenta quien se cuela en la fila; quien se pasa el semáforo en rojo o se cree inteligente cuando evade las normas de comportamiento. Es cierto, no es un delito volar en un helicóptero y usarlo como si fuera propio, es más, puede ser visto como algo menor, pero si esas expresiones están en el carácter de Francia
Márquez, significa que sus luchas sociales no le enseñaron a controvertir con argumentos y en especial a respetar las críticas con el talante que le han dado sus años de experiencia.

Pero es igualmente grave el “no lo crie” de Gustavo Petro. Valoramos la sinceridad al contarle al país su irresponsabilidad al abandonar a su hijo Nicolás, que hoy lo tiene en problemas, pero rechazamos la poco astuta manera de poner distancia con el mayor de su descendencia. La persona que ha defendido los discursos feministas y los derechos de las madres solteras, sin pensarlo, culpó indirectamente a una madre soltera (su exesposa) de que su hijo haya tomado malos rumbos. Valida, de paso, que los hombres por circunstancias temporales, pueda alejarse de la crianza de sus hijos.

En ambos casos, les faltó talante.

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