Editorial | ‘Iván’ y sus bandidos

Los sapos que los llaneros nos hemos tenido que tragar en nombre del fin supremo de la paz en el departamento del Meta son muchos, y nos han dejado sabor amargo en la garganta.

Para no remontarnos sino hasta finales del siglo pasado, la autoritaria implementación de la zona de distensión en 1998 en la que se quedaron sin Fuerza Pública cuatro municipios del departamento durante un poco más de tres años, es ejemplo de esos bocados que tocó pasar enteros. Los abusos contra la población civil y los asesinatos que se cometieron bajo la supuesta vigilancia internacional, fueron evidentes y aún con muchas verdades por contar.

Más adelante, para el 2016, la creación de las Zonas Veredales Transitorias de Normalización, para la concentración de campamentos que los exguerrilleros debían hacer para transitar a la vida civil, fueron también ejemplo de tolerancia de los habitantes de los tres municipios donde se instalaron, pues la seguridad empezó a flaquear en sus áreas.

Todos esos tragos amargos, en busca de la paz, se fueron superando con resiliencia. Sin embargo, el show de ‘Iván Mordisco’ el pasado domingo deleitándose con las cámaras de los medios de comunicación, saliendo de una de sus guaridas en el Yarí, rodeado de un numeroso grupo de delincuentes armados, es algo muy difícil de digerir.

No se sabe muy bien cuál era el propósito de semejante circo, pues era el supuesto anuncio de la ruta de diálogo, lo cual tampoco trascendió.

En este caso se trata de un delincuente común que ya le jugó torcido a una oportunidad de paz, que extorsiona, secuestra y trafica con drogas en nombre de una falsa lucha popular, disfrazada de ideologías baratas. Quienes más se lamentaron al ver este espectáculo fueron sus víctimas del sur del Meta: ganaderos, comerciantes, agricultores y finqueros vieron convertirse en vedette a este delincuente.

Es otro sapo grande. ‘Mordisco’ acaba de recibir un reconocimiento político, es un interlocutor válido ante el Gobierno Nacional, en busca de la Paz Total y la Fuerza Pública no lo puede perseguir pese a que hay evidencia de que es el que está extorsionando y traficando.

Si no les sirvió el anterior proceso de paz en donde a las Farc les dieron la posibilidad incluso de acceder a curules en el Congreso, posibilidades de empezar a trabajar en el campo o la ciudad y muy poquito fue lo que tuvieron que devolver de sus riquezas, ¿qué podrá esta vez garantizar que ‘Iván y sus bandas’ no le jugarán sucio a la paz, nuevamente?

Por ahora, los llaneros tendremos que seguirnos tragando sapos, esta vez en nombre de la Paz Total y a lo mejor sea ‘Iván Mordisco y su banda’ quienes en unos años determinen los derroteros de la reforma rural.

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