Editorial || Llano Lindo

No se puede desconocer la labor del alcalde Felipe Harman y su equipo de trabajo para que el desenlace del bloqueo en la vía al Llano, en el barrio Llano Lindo, no finalizara con un episodio de violencia y enfrentamientos con la Fuerza Pública.

Luego de permanecer en la vía más de 33 días, era insostenible que un grupo de personas, sin pliego de peticiones alguno, continuara obstaculizando el tráfico en la principal vía de la Orinoquia que conecta con medio país, y más con tantas críticas que estaban sumando entre usuarios, gremios y en redes sociales.

Claro, también hay que sumar la voluntad de los manifestantes que admitieron el diálogo como una salida, en momentos tensos en donde parecía que solo mediante la fuerza se pudiera resolver la situación. Por fortuna ambas partes demostraron la grandeza necesaria para evitar daños innecesarios.

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Sin embargo, quedan inquietudes por resolver de este episodio. Fueron varias las denuncias de conductores y vecinos que se quejaron de algunos de los protestantes porque estaban cobrando dinero para dejar pasar los vehículos, así como la constante presencia de niñas, menores de edad, en cambuches.

Aspectos como estos deben aclararse.

Son los mismos promotores del llamado “punto de resistencia” quienes deben legitimar sus acciones, denunciando a quienes desean escudarse en su derecho a la protesta para ejecutar acciones delincuenciales. Si saben quiénes fueron y los ocultan, estarán perdiendo un camino ya labrado para ganar la credibilidad que requieren los interlocutores en estas movilizaciones.

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Para que haya transparencia en estos episodios, donde la verdad es fácil ocultarse y la mentira se publica en todas partes, también debería explicarse una declaración que dio el senador Gustavo Bolívar a Blu Radio, en donde supuestamente tiene una conversación telefónica con Harman sobre el apoyo para la “primera línea” de manifestantes en Villavicencio.

Esa ayuda, que son cascos, escudos y gafas, implicaría que al menos Bolívar estaría pensando, a través del alcalde, apoyar a esos jóvenes para las marchas, lo que implicaría, al menos un desequilibrio en la neutralidad de un mandatario territorial que debe gobernar para quienes apoyan las manifestaciones como para quienes están en contra.

El mismo Bolívar dice que Harman rechazó el apoyo.

Somos claros en que el desenlace en Llano Lindo fue ideal, pero dependiendo de cómo se aclaren estas y otras dudas que generó la presencia de los manifestantes allí y su prolongada estadía, es que se podrá dar legitimidad a futuras movilizaciones en la ciudad.

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