Editorial || ‘Veci’, se creció el pueblo

Según narraban los abuelos, el límite de Villavicencio era donde hoy está el cementerio central; ir a Acacías significaba prácticamente un viaje de mediodía y los niños se bañaban alegres en Caño Maizaro.

Esa Villavicencio con más cara de pueblo, está dando pasos agigantados hacia una capital de un desarrollo urbanístico sin precedentes, en el que con seguridad quienes se han tenido que ir de la ciudad por varios años, al regresar se perderán entre tanto barrio y construcción nueva.

La creación reciente de las comunas 9 y 10 y la incorporación de 70 nuevos barrios a la división política del mapa de la ciudad explica su crecimiento y cómo se convirtió desde comienzos de este siglo en el principal punto de recepción de desplazados del conflicto armado, lo que ayudó a transformar para siempre aquel pueblo que aún era a finales del siglo pasado.

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Los desafíos en materia urbanística, de prestación de servicios públicos y de crecimiento ordenado y sostenible deben ser asuntos prioritarios de la administración municipal, gremios de la producción y otras entidades como el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Se deben ofrecer orientaciones sobre el ordenamiento territorial; realizar un inventario permanente de las características de los usos de suelos y del banco de tierras para conocer cuál es el límite de ese crecimiento que tiene la capital.

La apertura, esta semana, del centro comercial en Rosablanca es un reflejo de ese reto urbanístico y de cómo Villavicencio de transforma: una zona que hace apenas 15 años era humedales, llanuras y que nadie veía como área de expansión, en una década le dio paso a cerca de 4.600 familias, 18 conjuntos residenciales, 10.000 viviendas y una universidad, entre muchas otras construcciones.

Como dijo Roberto Moreno, presidente de Amarilo, firma constructora responsable de este proyecto habitacional, “esto debe ser una ciudad dentro de la ciudad”.

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De entrada, ya despuntan dos grandes retos en este nuevo paisaje urbano: ¿se construirán nuevas vías para garantizar que la movilidad desde y hacia Rosablanca no se convierta en otro caos?; y otro tal vez más importante, ¿cómo conservar las zonas de reserva ambiental del sector? Los monos y las garzas antes paseaban libreas por allí, pero ahora tendrán una plazoleta de comidas, cuatro cajeros automáticos y parqueaderos gratis para compradores.

Tener vivienda es el sueño de miles de familias, pero hacerlo realidad con ordenamiento y responsabilidad para mantener el equilibrio entre crecimiento urbano, sostenibilidad y en condiciones dignas debe ser una de las grandes apuestas de los alcaldes de esta Villavicencio que dejó de ser pueblo.

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