‘Ejercicios’ en un gimnasio para lograr la convivencia en armonía

La entrega de un gimnasio de acondicionamiento físico en el Centro Poblado Mariana Páez, en el predio El Berlín de la vereda Dinamarca, en Acacías, es parte de un proceso para lograr que esta comunidad y los habitantes tradicionales de la zona rural logren una convivencia en armonía.

El próximo primero de junio se cumplirá el primer año desde la llegada de 145 firmantes de paz a este terreno, quienes tuvieron que salir junto con sus familias de Mesetas, después de que las amenazas de las disidencias de las Farc se volvieran insostenibles. La retirada de aquel sitio, en donde permanecieron desde la dejación de las armas en el 2016, significó un reto institucional, pero también para las familias de reincorporados, quienes debieron suspender sus proyectos productivos y nueva forma de vida.

La estigmatización de los excombatientes fue uno de los primeros desafíos para todos, pues no era fácil la adaptación de vecindad de unos y otros.

Helena Romero, gestora comunitaria y firmante de paz, explicó que gracias al proyecto Acciones Comunitarias con Enfoque de Género, de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), se pudieron concretar espacios que permitieron sacar adelante el centro de acondicionamiento.

“Aunque este gimnasio se gestó por las mujeres, se pensó para el autocuidado y la salud de toda la comunidad, teniendo en cuenta que un compañero había fallecido de un ataque al corazón.  Los firmantes teníamos rutinas de ejercicios y ahora somos más sedentarios, por lo que debemos cuidar la salud.  Con el tiempo el gimnasio se convirtió en un espacio de encuentro para socializar y compartir con la comunidad aledaña de la vereda. Ahora estamos en busca de un instructor para que nos enseñe a usar correctamente los equipos y evitar lesiones”, dijo la gestora cívica.

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Hace un año, cuando se dio a conocer que el predio a donde serían desplazados los excombatientes era El Berlín, un terreno de 1.453 hectáreas, algunos acacireños se opusieron y reclamaron una socialización previa con las comunidades, pues no era fácil aceptar que tantas familias de excombatientes llegarían al lugar.

Diana Mosquera, integrante de la Mesa Municipal de Víctimas de Mesetas y de la Mesa Departamental, dijo en ese entonces: ‘‘que los firmantes reciban propiedades, proyectos productivos me incomoda un poco por la inequidad que existe (desde el Gobierno Nacional), porque han prevalecido un poco más los derechos hacia los excombatientes y no de las víctimas’’.

Otros habitantes llegaron a advertir sobre brotes de delincuencia que se podrían generar, por lo que solicitaban a las autoridades municipales estar atentas para evitar el surgimiento de estos fenómenos.

Sin embargo, nada de eso ocurrió y entre la coordinación interinstitucional, la voluntad de los firmantes y el acercamiento de las comunidades aledañas, se han limado asperezas, aunque el camino es largo y debe continuar para construir tejido social.

“Vamos bien en esa conversación. Claro, la socialización debió hacerse antes, pero por la rapidez con la que sucedieron los hechos, la urgencia era protegerles la vida a los firmantes. Tenemos una estrategia de reincorporación comunitaria que busca construir tejido social en sitios donde hay población firmante de paz con personas que históricamente ha habitado los territorios”, indicó Mónica Gómez Rubiano, coordinadora territorial de la ARN.

La funcionaria refiere las Agendas Territoriales para la Reincorporación Comunitaria, lugares de encuentro donde personas en proceso de reincorporación y miembros de las comunidades trabajan juntos para fortalecer el tejido social y contribuir al desarrollo territorial.

“Es un espacio que es una excusa para conversar para saber qué necesitamos para estar más unidos y también qué nos divide para poder llegar a acuerdos y resolver de manera pacífica los conflictos, sin embargo es en el marco de la cotidianidad donde se teje esa relación porque no se puede imponer u obligar a las personas”, puntualizó Gómez.

Estas agendas buscan consolidarse como herramientas de planeación, implementación y seguimiento a corto, mediano y largo plazo de objetivos comunes de desarrollo territorial y construcción de paz de las comunidades y de los actores sociales en los lugares en los que se adelanta el proceso de reincorporación.