El calor y la EMSA | Editorial

El calor no da tregua. Los habitantes de Villavicencio y del Meta sufrimos por estos días las altas temperaturas que superan los 37 grados centígrados pero la sensación puede ser muy superior y llegar a los 40 grados. Si a esto se suma el ardor por el desespero que provocan los constantes cortes de energía eléctrica que afectan la calidad de vida, no hay termómetro que aguante.

Con calor, sin ventilador, sin aire acondicionado y sin esperanzas de que el servicio eléctrico mejore, es inaguantable la situación con el servicio de la EMSA.

Esta situación es inaceptable y requiere una solución urgente por parte del Gobierno Nacional. Ha pasado casi un mes desde que vino el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, quien prometió la creación de una comisión de alto nivel para hallar soluciones al mal servicio, pero paradójicamente ha empeorado.

La falta de energía eléctrica no solo impide el uso de ventiladores o aires acondicionados para aliviar el calor, sino que también genera problemas en la conservación de alimentos, la comunicación, la educación, la salud y la seguridad. Los ciudadanos se sienten desamparados y molestos por el pésimo servicio que reciben de la empresa encargada del suministro eléctrico, que no ofrece explicaciones ni compensaciones por las fallas.

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El problema de la energía eléctrica no es nuevo. Desde hace años, Villavicencio y otras zonas del departamento del Meta han sufrido por la inestabilidad del sistema eléctrico, afectado por la ineficaz gestión, producto de un manejo político que se le ha dado a la EMSA.

La situación tiende a agravarse en los últimos meses por la sequía provocada por la llegada del Fenómeno de El Niño, que demandará más cantidad de energía.

Ante este panorama, es necesario que el Gobierno Nacional, departamental y el Grupo de Energía de Bogotá, los principales socios de la empresa, tomen cartas en el asunto y busque soluciones efectivas y sostenibles para garantizar el servicio de energía eléctrica a los habitantes de Villavicencio y del Meta.

No se puede seguir dependiendo exclusivamente de la energía hidroeléctrica, que es vulnerable a los cambios climáticos. Se debe diversificar la matriz energética e impulsar el uso de fuentes alternativas como la solar, la eólica o la biomasa, pero serán proyectos a largo plazo muy difíciles de cumplir con el actual nivel de atraso que tiene la empresa.

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